Revista Mendive, julio-septiembre, 2016; 14(3)

Svetlana Anatolievna Akudovich: la maestra que amó a Cuba como a su Patria

Svetlana Anatolievna Akudovich: the teacher who loved Cuba as her homeland

 

Svetlana Anatolievna Akudovich nació el 19 de mayo de 1962 en la República Belarús, en la provincia de Grodnieski, en una aldea perteneciente a la región de Sviloskaya Grinca y muere el 12 de octubre de 2015 en Pinar del Río, Cuba. Fue la primogénita del matrimonio formado por un médico veterinario y una profesora de idiomas y literatura, los cuales inculcaron en ella y su hermana el deseo constante por aprender. Cursó estudio en el nivel primario y medio en instituciones de su natal provincia, recibiendo diplomas honoríficos por su excelente desempeño en los estudios y su destacada conducta, alcanzando Medalla de Oro.

En 1979, ingresó en el Instituto Pedagógico de Minsk, donde en 1984 obtiene el título de Licenciada en Educación Especial, especialización Oligofrenopedagogía y Logopedia. En esta etapa fue condecorada en múltiples ocasiones con diplomas honoríficos y obtiene el máximo galardón «Vladimir Ilich Lenin», por sus resultados destacados en la actividad científica y su participación activa en la vida estudiantil.

Inicia su vida laboral en 1984 como logopeda en la escuela primaria de la ciudad de Slonim, República Belarús. En 1985, arriba a Cuba; tierra que amó y asumió como su segunda patria y en la cual desarrolló con todo esplendor su vida profesional, legándonos un tesoro imperecedero. Se encuentra entre los docentes que conformaron las bases fundacionales del departamento de Educación Especial del entonces Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río, en el curso escolar 1985-1986.

En Cuba, sintió la dicha sublime de ser madre, con su adorado hijo Denis, a quien fue capaz de impulsar por el camino de la vida, convirtiéndolo en un profesional y un hombre de bien. Siempre contó con sus compañeros de trabajo y amigos, nunca le faltó una mano segura en quien confiar, aun cuando sabemos de su empeño, esfuerzo personal y perseverancia en alcanzar sus metas. Su avidez por aprender y superarse la transmitió a todas las generaciones posteriores, siendo elevada la cifra de los que se convirtieron en sus discípulos. Fue tutora de numerosas tesis de Maestría y doctorado, así como de trabajos de cursos y diplomas.

Como profesora de pregrado y postgrado, se ganó un lugar en la formación profesional pedagógica a nivel de país, lo que se demuestra en haber sido miembro de la Comisión Nacional de Carrera; evaluadora de la Junta de Acreditación Nacional; miembro de Colectivos de Autores; tribunal para grados científicos en el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas y la Universidad Enrique José Varona; fue miembro de la planta docente del Centro Latinoamericano para la Educación Especial (CELAEE) y del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC), dirigió la mención de Educación Especial en la Maestría en Ciencias de Educación en la provincia Pinar del Río, miembro de la Comisión de Grado Científico de la Universidad, Presidente del Tribunal de Cambio de Categoría Docente para profesor auxiliar y titular, así como Presidente del Tribunal de Pedagogía Especial del examen de mínimo del doctorado.

Países como México y la República Bolivariana de Venezuela contaron con su presencia directa en diferentes modalidades de colaboración y formación académica, labor que enriqueció de manera indirecta con los estudiantes extranjeros graduados en la carrera.

Por la destacada actividad en el sector educacional fue merecedora de condecoraciones que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, dentro de ellas: la Medalla «José Tey» y la Orden Frank País de segundo grado, además de la Distinción por la Educación Cubana.

Su constante accionar fue coronado con el reconocimiento de sus esfuerzos, recibiendo premios como: el Premio Anual del MINED por el mayor aporte social en la Investigación (2006); el primer premio de Ciencia e Innovación Educativa 2004, otorgado al libro: Zona de desarrollo próximo y su proceso de diagnóstico, considerado como el resultado más relevante en el sector educacional; el Premio Anual de la Academia de Ciencias de Cuba al colectivo de investigadores que participó en el estudio socioeconómico y la caracterización de retardo en el desarrollo psíquico (1994), resultó ser Vanguardia Provincial y Municipal, Educadora Ejemplar y Premio del Rector.

Participó en múltiples eventos y congresos internacionales donde impartió conferencias y cursos.

Amante de la música, de la lectura, de las comidas tradicionales de Cuba y de su natal país, admiradora del arte, del idioma, sentía un placer infinito y predilección por el mar, compartió su vida con sus amigos íntimos a quienes consideró como familia.

Viajó a distintos puntos de nuestra geografía, le gustaba el baile, la playa, le entretenían los juegos, las lecturas, las curiosidades, fue transmisora de la cultura, del amor por lo desconocido y las cosas bellas, se imponía retos, inculcó en sus compañeros de trabajo la necesidad de superarse y de ser cada día mejores. Formó parte de las organizaciones de masas de nuestro país. Participó en marchas patrióticas. Hoy seguimos su legado, con su presencia cada día en todo lo que hacemos y comprometidos por su obra y todo lo que esperaba de nosotros.

En su honor, fue constituida en la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saiz Montes de Oca» la cátedra honorífica Svetlana Anatolievna Akudovich, para estudios sobre la Educación Especial, la que se convierte en fuente para el análisis y conservación de su legado, constituyendo una vía para el establecimiento de relaciones académicas, científicas y extensionistas con interesados en los estudios sobre la Educación Especial.

Svieta, como la llamábamos todos, a pesar de no haber nacido en tierra cubana, la supo amar y defender como tal; alcanzando notable madurez académica y científica siendo Máster en Educación Especial, Doctor en Ciencias Pedagógicas y Profesor Titular, lo que la distinguió como una consagrada profesional, de altos valores humanos, sencilla y modesta. Demostró, con la estabilidad de su trabajo, el empeño, perseverancia, profesionalidad, condiciones humanas excepcionales y una profunda convicción revolucionaria en la interpretación de los cambios económicos, políticos, sociales, educacionales y culturales ocurridos en Cuba, lo cual fue evidenciado en su ascenso continuo para el desarrollo de los procesos sustantivos que distinguen su labor como educadora. Amó a Cuba, nuestra patria, sin dejar de amar la suya, por lo cual nos sentimos honrados.

 

Dr. C. Julio Antonio Conill Armenteros.
Presidente de la Asociación de Pedagogos de Cuba en Pinar del Río.