Revista Mendive, octubre-diciembre, 2016; 14(4)
El desarrollo del turismo rural desde la concepción de la Educación Popular
The rural tourism´s development from the conception of people´s education
Mónica Darias Fuertes1, Jorge Freddy Ramírez Pérez2, María de los Ángeles Pérez Hernández3
1Estudiante de la Maestría Desarrollo Social. Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”. Correo electrónico: juliorg@upr.edu.cu
2Doctor en Ciencias Geográficas, Centro de Investigaciones de Gerencia, Desarrollo local y Turismo (GEDELTUR) de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca. Correo electrónico: freddy@upr.edu.cu
3Máster en Ciencias en Desarrollo Social, Centro para la Educación y Promoción del Desarrollo Sostenible (CEPRODESO). Correo electrónico: mariangel@ceprodeso.vega.inf.cu
Recibido: 7 de junio 2016.
Aprobado: 21 de octubre 2016.
RESUMEN
El turismo rural necesita la participación comunitaria para garantizar su sostenibilidad en el tiempo y el logro de sus principales objetivos: la satisfacción del cliente y el desarrollo local con un impacto positivo para la comunidad. La Educación Popular y la Investigación Acción–Participación en conjunto, hacen posible la participación directa de la comunidad en la identificación de sus necesidades, la toma de decisiones y en el diseño de posibles soluciones. Este estudio se ha propuesto demostrar la necesidad del empoderamiento comunitario a partir de la Educación Popular para el desarrollo del turismo rural y ha conseguido sistematizar conceptos claves que constatan el enfoque sistémico que existe entre la comunidad y dicha modalidad turística, y mostrar, además, cómo la metodología de la Investigación Acción–Participación puede lograr la motivación y el protagonismo comunitario desde el trabajo en colectivo para el desarrollo de la modalidad turística rural.
Palabras clave: turismo rural; Investigación Acción-Participación; Educación Popular; comunidad.
ABSTRACT
The rural tourism needs the community’s participation in order to guarantee its sustainability and the achievement of its main goals: the client’s satisfaction and the local development with a positive impact on the community. The people’s education and the participating action research altogether, make possible the direct involvement of the community in identifying their needs, decision making and designs of possible solutions. The purpose of this study is to demonstrate the necessity of the community’s empowerment across the People’s Education to develop the rural tourism. The study has achieved key concepts who confirm the systemic approach of the community and the mentioned tourist modality. At the same time the study shows how the participating action research stimulates the community’s motivation and leadership from the collective work to develop the tourist rural modality.
key words: rural tourism; participating action research; people’s education; community.
INTRODUCCIÓN
La modalidad del turismo rural constituye una vía para fomentar el desarrollo local de las diversas regiones rurales (Porcal, 2011; Shroeder y Formiga, 2011). Sin embargo, para lograr ser sostenible en el tiempo y asegurar el éxito de sus objetivos, para potenciar el turismo rural con vistas al desarrollo local es necesario que la comunidad local devenga un actor protagónico del proceso y que participe de forma directa en el proceso, ya que es portadora de tradiciones y valores culturales auténticos, así como de la identidad local.
Para ser capaz de tener una participación real en la gestión del turismo rural y en el desarrollo de su localidad, la comunidad debe generar todo un caudal cognoscitivo que convierta a sus habitantes en sujetos activos de este proceso. Para ello, debe propiciarse un proceso de aprendizaje que surja de la realidad en la que viven, una producción conjunta de conocimientos donde todos aprendan unos de otros, y juntos logren un empoderamiento y un peso importante en la toma de decisiones que afecten a su localidad. Este proceso de aprendizaje es posible a través de la concepción de la Educación Popular, a partir de la cual la comunidad se autotransforma y puede emplear sus potencialidades en pos de desarrollar el turismo rural.
DESARROLLO
El turismo rural, modalidad genérica del turismo
El turismo rural se fomentó y fortaleció como modalidad genérica del turismo, a partir de la concepción novedosa del desarrollo sostenible en la última década del siglo veinte. Esa modalidad de turismo, como su nombre bien lo indica, se desarrolla en espacios rurales modificados por el hombre, que tiene como atractivos más destacables las propias actividades agrícolas y el entorno campestre que lo componen.
Si bien la mayor parte de las definiciones de turismo rural lo contemplan como una actividad turística que tiene lugar en el medio rural y que se asocia al desarrollo local de los lugares donde se potencia, no todas consideran a la comunidad o la población local como un elemento fundamental a tener en cuenta para la consecución de la actividad turística y su consiguiente conceptualización (García, 1996). Asimismo, otras definiciones valoran a la población local solo como participante indirecto y beneficiario de la actividad turística (Ministerio de Comercio y Turismo de España, 1994). No obstante, otros autores han considerado a la comunidad local como un importante elemento a tener en cuenta para el desarrollo del turismo rural (Camargo, 2003; Ramírez y Pérez, 2014).
La definición de Fuentes (1995) hace referencia a un aspecto esencial: la sociedad local o, en otros términos, la comunidad, en el seno de la cual se desenvuelve el turismo rural. A pesar de la acertada inclusión del papel de la población local en esta conceptualización, no se valora en ella elementos claves que otros autores, a posteriori, tienen en cuenta.
Es el caso de Camargo (2003) que ofrece una conceptualización más enriquecida al incluir el desarrollo local, pues con su inclusión, la modalidad turística rural ya no tiene como único fin satisfacer las necesidades y demandas de los clientes, sino que ya comienza a analizar los beneficios que puede conllevar para la población que habita en el territorio donde se desarrolla. La autora incluye, además, el elemento de la sostenibilidad y de esa forma propone una alianza necesaria entre turismo y medio ambiente, pues con el respeto a la naturaleza y la práctica agrícola de forma sostenible, se puede conservar el patrimonio natural y cultural, así como garantizar un futuro próspero tanto desde el punto de vista social, como agrícola y turístico.
Sin embargo, dicha definición aún se encuentra limitada al no destacar el necesario papel de la comunidad como actor directo en el desarrollo de la modalidad turística rural, dado que la contempla como su simple beneficiaria. No hace referencia al importante protagonismo comunitario que debe distinguir al proceso en pos de alcanzar el éxito.
La conceptualización de Ramírez y Pérez (2014) expresa, mejor que las anteriores, la interrelación de los elementos que intervienen en el fenómeno del turismo rural. Los valores culturales comunitarios y el necesario intercambio visitante-residente son destacados en esta conceptualización:
El turismo rural es una modalidad turística genérica que agrupa a un número de modalidades específicas, realizadas en un escenario rural con predominio de actividades humanas, donde la motivación principal de los consumidores está relacionada con la cultura rural, las comunidades locales, los conocimientos y tradiciones productivas, y los valores históricos asociados. Como resultado se produce una dinámica económica y cultural que genera beneficios sociales, y se conserva el patrimonio cultural. (Ramírez y Pérez, 2014, p.13).
En esta definición se resalta el importante efecto de “derrame” que, de forma inevitable, conlleva el desarrollo del turismo rural en la comunidad desde el punto de vista cultural y económico lo que constituye un análisis muy acertado, puesto que debe existir un enfoque sistémico al desarrollarse el turismo en los contornos de una comunidad. Todos los elementos se interrelacionan entre sí, afectándose tanto de forma positiva como negativa los unos a los otros.
La conservación del patrimonio cultural que proponen los autores es un elemento importante para conceptualizar al turismo rural. No se trata de potenciar un turismo desmedido a costa de los valores culturales más autóctonos, sino, por el contrario, de conservarlos e instar al fomento de aquellos otros que se pueden considerar perdidos.
En esta última definición, se tiene también en cuenta el importante papel que desempeña la comunidad local, sus conocimientos y tradiciones, así como la sostenibilidad para evitar el agotamiento de los recursos y potenciar el desarrollo local de las zonas rurales receptoras del turismo rural.
Necesidad de un turismo rural desde la Educación Popular y la Investigación Acción-Participación (IAP).
El concepto comunidad se define como una extensión delimitada que abarca un grupo de individuos que comparten y conviven en el mismo espacio. Sin embargo, más allá de fronteras geográficas rígidas, esta definición se basa en la convivencia, a partir de compartir costumbres, la organización social de producción y la cooperación entre los habitantes (González, 2003). Inclusive, el ecosistema en el que se desarrolla también distingue a una comunidad de otra, pues aquellas urbanas no tienen las mismas características que las rurales o las pesqueras.
Para el turismo rural la comunidad constituye un eslabón importantísimo para su desarrollo. El intercambio con ella y su participación activa han demostrado ser elementos claves para el éxito de esta modalidad turística. Las tradiciones, las costumbres, los valores patrimoniales, enriquecen las experiencias de aquellos clientes que desean conocer la esencia del país que visitan, a partir del conocimiento de sus propias raíces. Un turismo bien gestionado, a partir de las comunidades, es capaz de difundir la cultura y la identidad local como la base cultural de la nación.
Para que la comunidad sea capaz de tener una contribución real en el desarrollo turístico de su localidad, ella debe empoderarse, ser decisora y estar preparada para enfrentarse al proceso. Como portadora de la identidad local y nacional, además de promotora de valores culturales, la comunidad debe devenir sujeto activo en un proceso investigativo que permita su autorreconocimiento en cuanto a sus limitaciones, potencialidades y expectativas, y que de igual forma le otorgue un papel protagónico en la planificación de acciones para fomentar el turismo, a partir de sus propias experiencias y del conocimiento de su entorno.
La Investigación Acción-Participación (IAP) es un proceso metodológico que constituye una vía para la motivación y un estímulo para la participación democrática de la comunidad. La IAP está estrechamente vinculada a la Educación Popular (Santos y Lautín, 2011; Colmenares, 2012). A partir de este proceso, la comunidad interviene de forma directa en un diagnóstico participativo con el fin de conocer sus principales necesidades, deficiencias e intereses y, a medida que transcurra el proceso, es capaz de diseñar acciones futuras para lograr cumplir el objetivo propuesto y ejecutarlas.
El concepto de Colmenares (2012) enfatiza que la unión efectiva del conocimiento con la acción, a partir de dicho método, amparada de la reflexión cíclica, garantiza el protagonismo de los sujetos inmersos en la investigación como objetos a investigar. La comunidad se convierte en coinvestigador y es capaz de tomar conciencia del por qué, cómo y para qué se lleva a cabo el proceso, además de hacerse protagonista de la transformación de la situación inicial.
El análisis crítico de la realidad surge a partir del intercambio espontáneo y sincero entre la comunidad y aquellos actores exógenos que intervienen en la investigación, los cuales se convierten en facilitadores del proceso. De esta forma, la comunidad es capaz de identificar y saber utilizar sus potencialidades y las de su entorno para impulsar tal desarrollo turístico, así como superar las deficiencias que pueden afectar el éxito.
En una primera etapa de la IAP, tras la familiarización con los objetivos de la investigación y con los investigadores, la comunidad se debe preparar de forma paulatina para ser protagonista de un diagnóstico participativo con la ayuda de los facilitadores -díganse investigadores implicados en el proceso o educadores populares, entre otros-, lo cual le permitirá estar consciente de sus necesidades, fortalezas, debilidades y expectativas.
La tríada práctica-teoría-práctica, principio básico de la Educación Popular, permite entonces el análisis y la reflexión crítica de la realidad por parte de la comunidad y todos los que intervienen en el proceso. Tras esta fase, es necesario el estudio de los principales preceptos y el estado de lo que se va a transformar o lo que se va a emplear para la transformación. A continuación, tanto la comunidad como los facilitadores, ya permeados de esos conocimientos, vuelven a una práctica enriquecida y transformadora de la realidad inicial.
La Educación Popular permite a la comunidad la gestión de nuevos conocimientos para enfrentarse a los nuevos retos que parten desde su propia realidad y experiencias. Es fundamental tener en cuenta el contexto comunitario para que, a partir de este proceso de aprendizaje basado en diálogos de saberes e intercambios de conocimientos, la comunidad se pueda nutrir de sus propias experiencias y de las externas para lograr beneficiarse del turismo rural y contribuir a su desarrollo. A partir de talleres o grupos de discusión, técnicas de la IAP, la comunidad expresa sus criterios de cómo fomentar el turismo rural en la región y cuáles son sus principales debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades para enfrentar ese proceso.
Estos talleres posibilitan, asimismo, la capacitación de la comunidad en temas importantes que se deben tener en cuenta para garantizar el desarrollo turístico, como los siguientes: la contaminación ambiental de la región, técnicas agrícolas amigables para el medioambiente, tratamiento de residuales sólidos, entre otros. De esta forma, se construye el conocimiento, a partir del principio activo del aprendizaje y se promueve la toma de conciencia respecto a las tradiciones y valores culturales y locales de la comunidad, su importancia y utilización en defensa y promoción de la identidad local y nacional. En conjunto, se planifican y diseñan acciones para lograr el objetivo de fomentar el turismo en la región como vía para el desarrollo local.
A partir de la Educación Popular y de la IAP, como vía de motivación y participación, se estimula el trabajo en conjunto para la socialización y la posible solución de problemas ambientales y de toda índole que puedan afectar el objetivo de lograr el desarrollo local, a partir del turismo.
De forma paulatina, la comunidad se empodera e interviene de forma directa en el proceso de toma de decisiones con el objetivo de estimular el fomento del turismo rural en la región. A partir de una construcción conjunta de conocimientos y desde la tríada práctica-teoría-práctica, se es capaz de hacer un análisis crítico y reflexivo sobre la realidad circundante. La comunidad está preparada entonces para apropiarse de los conocimientos necesarios y participar de una forma activa en el desarrollo turístico de su localidad, así como de emplear dichos saberes para hacer más efectiva su contribución y mayores los beneficios obtenidos.
CONCLUSIÓN
La comunidad desempeña un papel fundamental para el éxito de las modalidades turísticas que se desarrollan en el ámbito rural. Las fuerzas del mercado -agencias de turismo, tour-operadores, entre otros- pueden por sí solas encargarse de la promoción y comercialización del patrimonio cultural y natural, pero son incapaces de garantizar su preservación y su transmisión de generación a generación. La comunidad representa la cuna de la identidad cubana y la salvaguarda de los valores y tradiciones locales. Su participación real y directa es la vía más segura de garantizar la sostenibilidad del turismo rural y su carácter vernáculo.
El capital humano es muy importante para el éxito de la modalidad turística rural. Su principal atracción, además del medio campestre, es la dimensión humana, el intercambio con la cultura autóctona, el diálogo de saberes. Es necesario, por tanto, que la comunidad sea capaz de apropiarse de los conocimientos basados en sus propias experiencias y formas de hacer en un proceso educativo, donde todos aprenden de todos y todos aprenden haciendo, para, posteriormente, devenir protagonista y potenciar el desarrollo del turismo rural desde la concepción de la Educación Popular en su localidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS