Revista Mendive, enero-marzo, 2016; 14(1)
Vinicio Sebastián de Jesús Piñera Llera: un referente para los educadores de la Enseñanza Técnica y Profesional
Vinicio Sebastián Piñera Llera Jesus: a reference for educators Technical and Vocational Education
Yadyra de la Caridad Piñera Concepción
Licenciada en Educación, especialidad Español Literatura. Máster en Didactica del Español y La Literatura. Doctora en Ciencias Pedagógicas. Profesora Titular. Universidad de Pinar del Río ¨Hermanos Saíz Montes de Oca¨. Correo electrónico: yadyra.pinera@upr.edu.cu
Otorgarme la posibilidad de dialogar con los lectores acerca de quien, además de ser mi padre, - lo que concede a la oportunidad un sabor de gracias- fue un profesor de gran significatividad dentro de la enseñanza técnico profesional (ETP) en la provincia de Pinar del Río y a nivel nacional, no solo en la concepción de lo estrictamente áulico, sino y sobre todo, en la dimensión extensionista del proceso pedagógico, ha sido un privilegio que me ha concedido la revista Mendive, en su sección Pedagogos Ilustres.
Vinicio Sebastián de Jesús Piñera Llera, nació el 20 de enero de 1914 en la provincia de Matanzas, en Cárdenas, en el contexto de una familia de quinta categoría (como la catalogara su hermano, el gran dramaturgo Virgilio Piñera en el prólogo de su obra teatral más autobiográfica y raigal, Aire frío) desde el punto de vista económico, no así en lo cultural, pues el cuidado de la formación de los hijos por parte de los padres, Juan Manuel Piñera, agrimensor, y muy especialmente de su madre María Cristina Llera, maestra, permitió, entre otros factores, que esta familia tuviera en su seno, al maestro de impronta local y nacional, al escritor insigne de las letras cubanas e hispanoamericanas y al filósofo Humberto Piñera Llera, y luego sus otros tres hermanos, todos profesionales amén de la precaria situación financiera de la familia a inicios del siglo XX.
Lo anterior solo viene a recordar el rol protagónico de la familia de los Piñera en la educación de los descendientes desde edades tempranas, centrada en los estudios académicos y al mismo tiempo, en la invención de juegos familiares basados en la búsqueda de información en diccionarios y enciclopedias, la escucha de música clásica y de elevada factura estética, la lectura oral de literatura de usos funcionales diversos en las sobremesas, la creación de espacios para la conversación amena con los amigos de temas varios, con lo cual, no solo se creó un clima favorable en las relaciones humanas, sino que, desde el entretenimiento sano se produjo un fértil cultivo del espíritu y la mente, lo que con el tiempo se revertió en estos destacados intelectuales, útiles a la sociedad y a sí mismos.
Piñera, como todos le llamaban, realiza sus estudios primarios en Camagüey y luego, ya adolescente, se instala en La Habana junto a su familia. Ya convertido en un joven, va a la región de Oriente, a formarse como Maestro Sargento Cívico Rural, una experiencia que aprovechó en todos los sentidos, y que le sirvió para valerse por sí solo en condiciones adversas, y para aprender inglés en las comunidades de haitianos que visitaba con frecuencia durante su estancia en El Quemado, Cobre. Se graduó en el año 1938. En ese año, el organismo Superior de las Escuelas Cívico Militares, cumplimentando lo establecido en la Ley modificadora de 9 de febrero del propio año, convocó a pruebas mediante concurso de oposición para proveer las plazas de profesores. Cumplido este procedimiento y efectuadas las pruebas de referencia, Piñera resultó designado como profesor para la Escuela Provincial de Agricultura de Pinar del Río, según reza en el asentamiento de expedientes de dicha institución con el número 566, de 1ro de noviembre de 1938.
En este Centro, se mantuvo, con una trayectoria meritoria, por 39 años, ocupando cargos de profesor de Industrias rurales, secretario, subdirector docente y director. Fue, por cierto, el primer director del Centro después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Su capacidad y conocimiento de la Enseñanza Técnica y Profesional (ETP) le permitió ser inspector de Escuelas de la Agricultura a nivel nacional, y participar en la confección de los planes de estudio para las Escuelas de Agricultura desde 1959 hasta mediados de los años 70.
Piñera fue un pionero en la consideración de la escuela como centro más importante de la comunidad, permanente irradiadora de cultura y multiplicadora de saberes para la familia desde los obligados contenidos de los procesos de enseñanza aprendizaje dentro del contexto educativo de la ETP. Y para demostrarlo, no dejó una teoría pedagógica concreta pero sí un accionar diario de ejemplaridad. Ejemplaridad, enfatizo, por la relevancia intelectual de este maestro, por el cumplimiento del deber, por su estatura ética, y por haberse cultivado en disímiles campos de la ciencia desde un autodidactismo probado.
Por tanto, su legado pedagógico se centra en cuatro aspectos cardinales:
1- La necesidad de la investigación continua y el autodidactismo como vía expedita para la formación de la cultura general que necesariamente ha de tener un maestro de excelencia.
2- La importancia de la vinculación escuela familia comunidad desde una dimensión extensionista.
3- La imprescindible vinculación de la teoría con la práctica en la enseñanza técnico profesional, en la que maestro y alumno sean hacedor y aprendiz.
4- La necesidad de potenciar el rol protagónico del alumno en el proceso educativo desde un concepto intrínseco de la autodisciplina y la adecuada relación maestro alumno.
Piñera hizo de la lectura constante y el autoaprendizaje su mejor divisa. En su biblioteca personal se reunían libros de todas las ramas del saber, y sus impecables subrayados y apuntes profundos en estos, son las huellas personales de los múltiples encuentros con el libro y su diálogo inteligente como coautor. Por eso no asombra que en la papelería familiar se hallen conferencias de Piñera, dadas a los alumnos, familiares y vecinos del entorno escolar, que versan sobre temas tales como la poesía de Regino Boti, la figura de Antonio Maceo o la cuestión agraria en Cuba. Se puede decir sin temor a equivocaciones que Piñera fue un precursor de la oratoria pedagógica en la ETP. Un amigo y colega suyo, Pablo Medina expresó: «Incursionó con sus consejos, su escritura fácil y fluida comunicación en el desarrollo de la Pedagogía»
Creó en la Escuela Provincial de Agricultura un teatro, cuyos actores eran los alumnos y sus familiares, y esta iniciativa fue opción de recreación para la comunidad por varios años, la cual, junto a los estudiantes y profesores surtió la escena con todos los atriles necesarios. Propuso la creación de un Club para los campesinos, las mujeres, los alumnos trabajo que se explica en su ensayo La solidaridad social. En el mismo, además, hace un estudio del cubano como tipo sociofilo, en el que sin dudas, subyace el análisis científico y humorístico desde la perspectiva de su genuina cubanía.
Desarrolló una labor intensa en pos de la unidad de la teoría y la práctica, convirtiendo sus clases en verdaderos talleres de descubrimiento y creación, y poniendo al servicio de la comunidad los variados productos agrícolas industriales que se obtenían como trabajos prácticos desde la asignatura que impartía. El otrora Palacio de Wahs fue testigo de las exposiciones de sus alumnos exhibiendo la extensa gama de productos alimenticios creados en sus clases. Creó bases para el autoconsumo escolar desde este accional teórico práctico.
Supo argumentar el rol del maestro y del alumno como un binomio de autoridad y amistad desde una pedagogía de la afectividad. «Porque es necesario establecer una distinción entre el maestro como profesor y el maestro como amigo. A lo sumo el amigo de mayor edad del alumno es el maestro. ( ) Pero no que el profesor sea amigo simplemente, sino que ejerza su ministerio a través de un método basado en la experiencia de ser un alumno más entre los suyos. ( ) ya no es el alumno el que más o menos se debe a la disciplina o criterio del profesor, sino que ahora se sabe personalidad con amplios derechos a opinar, discutir, argumentar», escribió Piñera en el ensayo ya mencionado.
A este maestro de varias generaciones, -y por fortuna mío propio en el terreno más sagrado que es la educación para la vida,- se le deben estudios serios todavía. Han habido intentos, como han sido las indagaciones del MSc Armando Francisco Pérez Tamargo, profesor de la UPR «Hermanos Saíz Montes de Oca», quien desde el año 2008 realiza una investigación sobre connotados maestros pinareños de la ETP. Pero se le debe mucho todavía, repito a este acendrado criollo que supo defender la reputación del magisterio cubano con la sabiduría de los que son verdaderamente buenos.