Mendive. Revista de Educación, octubre-diciembre 2025; 23(4), e4369

 

Artículo original

Perspectivas decoloniales de La Edad de Oro de José Martí: educación e identidad latinoamericana

 

Decolonial perspectives on José Martí's La Edad de Oro: education and Latin American identity

 

Perspectivas decoloniais sobre La Edad de Oro de José Martí: educação e identidade latino-americana

 

Jorge Hernández Alvarez1 0000-0002-2853-2047 heralson87@gmail.com
Yamilé Ferrán Fernández2 0000-0002-1698-0678 yferran67@gmail.com

1 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina. La Habana, Cuba.
2 Universidad de La Habana. La Habana, Cuba.

 

Recibido: 5/08/2025
Aceptado: 4/11/2025


RESUMEN

Este artículo propone un acercamiento, desde una perspectiva decolonial, a la revista La Edad de Oro, devenida en un verdadero proyecto educativo basado en una plataforma mediática que sirvió de tribuna para la difusión del pensamiento revolucionario del prócer cubano José Martí. En ella se articuló un discurso periodístico enfocado en la formación educativa y, sobre todo, en los valores identitarios de las nuevas generaciones de latinoamericanos, en un momento tan crucial como la modernidad decimonónica. El propósito esencial de la investigación fue sistematizar las particularidades del discurso comunicacional y pedagógico de Martí en La Edad de Oro, evidenciando su matiz crítico y decolonial, orientado a la forja de una identidad latinoamericana inclusiva, autóctona y emancipadora. Para lograrlo, se asumió un enfoque cualitativo e histórico-descriptivo, basado en la revisión bibliográfico-documental y en el análisis del discurso periodístico martiano, apoyado en el marco teórico del grupo Modernidad/Colonialidad-Decolonialidad. Los resultados del estudio permitieron revelar los múltiples ángulos desde los cuales Martí avizoró pautas e inculcó una conciencia de identidad regional entre los más jóvenes, mediante una simbiosis emancipadora entre comunicación y pedagogía, en constante diálogo y contrapunto con el pensamiento eurocéntrico dominante. Se concluye que la obra martiana en La Edad de Oro constituye un referente esencial de educación liberadora e identidad latinoamericana. Su vigencia radica en la proyección de un pensamiento crítico y emancipador que trasciende su tiempo y continúa siendo clave para comprender la pedagogía de la decolonialidad.

Palabras clave: educación; la edad de oro; decolonialidad; identidad latinoamericana; Martí; pedagogía decolonial.


ABSTRACT

This article proposes a decolonial approach to the journal La Edad de Oro (The Golden Age), which became a veritable educational project based on a media platform that served as a forum for disseminating the revolutionary thought of Cuban national hero José Martí. It articulated a journalistic discourse focused on education and, above all, on the identity values of new generations of Latin Americans at a crucial moment in 19th-century modernity. The essential purpose of this research was to systematize the particularities of Martí's communicative and pedagogical discourse in La Edad de Oro, highlighting its critical and decolonial nuance, oriented toward forging an inclusive, indigenous, and emancipatory Latin American identity. To achieve this, a qualitative and historical-descriptive approach was adopted, based on a bibliographic and documentary review and an analysis of Martí's journalistic discourse, supported by the theoretical framework of the Modernity/Coloniality-Decoloniality group. The study's findings revealed the multiple perspectives from which Martí envisioned patterns and instilled a sense of regional identity among young people, through an emancipatory symbiosis between communication and pedagogy, in constant dialogue and counterpoint with the dominant Eurocentric thought. It concludes that Martí's work in La Edad de Oro constitutes an essential reference point for liberating education and Latin American identity. Its enduring relevance lies in the projection of a critical and emancipatory thought that transcends its time and remains key to understanding the pedagogy of decoloniality.

Keywords: education; the golden age; decoloniality; Latin American identity; Martí; decolonial pedagogy.


RESUMO

Este artigo propõe uma abordagem, a partir de uma perspectiva decolonial, da revista La Edad de Oro, que se tornou um verdadeiro projeto educativo baseado em uma plataforma midiática que serviu de tribuna para a difusão do pensamento revolucionário do herói cubano José Martí. Nela, o autor articulou um discurso jornalístico voltado para a formação educativa e, sobretudo, para os valores identitários das novas gerações de latino-americanos, em um momento crucial da modernidade oitocentista. O objetivo principal da pesquisa foi sistematizar as particularidades do discurso comunicacional e pedagógico de Martí em La Edad de Oro, evidenciando seu caráter crítico e decolonial, orientado à construção de uma identidade latino-americana inclusiva, autêntica e emancipadora. Adotou-se uma abordagem qualitativa e histórico-descritiva, baseada na revisão bibliográfico-documental e na análise do discurso jornalístico martiano, sustentada pelo referencial teórico do grupo Modernidade/Colonialidade-Decolonialidade. Os resultados revelaram os múltiplos ângulos a partir dos quais Martí vislumbrou diretrizes e promoveu a consciência de identidade regional entre os jovens, por meio de uma síntese emancipadora entre comunicação e pedagogia, em constante diálogo e contraponto com o pensamento eurocêntrico dominante. Conclui-se que a obra de Martí em La Edad de Oro constitui um referencial essencial para uma educação libertadora e para a identidade latino-americana. Sua atualidade reside na projeção de um pensamento crítico e emancipador que transcende seu tempo e continua sendo fundamental para compreender a pedagogia da decolonialidade.

Palavras-chave: educação, la edad de oro, decolonialidade, identidade latino-americana, Martí, pedagogia decolonial.


 

INTRODUCCIÓN

Consciente del papel influyente de la prensa en los procesos comunicativos y en la cotidianidad del ser humano, el gran revolucionario cubano José Martí -llamado con toda justicia el Maestro- contempla en su revista La Edad de Oro un proyecto mediático con énfasis en la educación y la liberación del pensamiento educativo e identitario latinoamericanos.

El siglo XIX sobreviene como una época de avance de las ciencias y del pensamiento humanos, en la que la prensa, además de sus funciones meramente informativas, despliega un importante papel educativo mediante la instrucción e ilustración de las masas, en medio de aquella vorágine histórica que supone un cambio de época con el advenimiento cada vez más arrollador de una Modernidad que no avanza igual para el Sur como para el Norte. Es una modernidad donde la "civilización" (entendida como el Occidente colonial/imperialista y su patrimonio material e inmaterial), en su feroz batalla contra la "barbarie" (lo no occidental), ofrece con la globalización capitalista -tras el proceso colonizador de América iniciado en 1492- su cara más oscura hacia el Tercer Mundo: la colonialidad del poder.

Según Aníbal Quijano (2020), dicha colonialidad -fenómeno cuyas serias implicaciones globales continúan siendo objeto de arduo debate y análisis hasta nuestros días- es "uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder, y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia cotidiana y a escala social" (p. 325).

Al respecto, su dimensión ontológica es la llamada colonialidad del ser, "que constituye la experiencia vivida del sistema mundo moderno/colonial, en el que se inferioriza deshumanizando total o parcialmente a determinadas poblaciones (las no occidentales), apareciendo otras como la expresión misma de la humanidad (la civilización occidental eurocéntrica)" (Restrepo y Rojas, 2010, p. 156).

Por tanto, la colonialidad del ser "consiste (…) en generar la idea de que ciertos pueblos no forman parte de la historia, de que no son seres. Así, enterrados bajo la historia europea del descubrimiento (de América) están las historias, las experiencias y los relatos conceptuales silenciados de los que quedaron fuera de las categorías de seres humanos, de actores históricos y de entes racionales" (Mignolo, 2005, como se citó en Munsberg et al., 2021), configurándose con ello el despojo de la condición humana (deshumanización o subhumanización) que padecieron los pueblos amerindios colonizados y que continúan padeciendo hoy los pueblos del Sur global.

Mientras, en su dimensión epistémica, la colonialidad del poder se refleja a través de la colonialidad del saber, entendida esta como "el sistema hegemónico de construcción de conocimiento que excluye, elimina o limita otras formas de ver y de construir el conocimiento que están por fuera de las convenciones teológicas, filosóficas, científicas y tecnológicas eurocéntricas" (Tabares, 2022, p. 38), transfigurándose en el silenciamiento y la oclusión de toda forma de conocimiento que no se condice con la occidental.

En ese sentido, la colonialidad del saber incluye "la imposición de sistemas de educación y epistemologías que perpetúan la visión eurocéntrica del mundo, en la medida en que se marginalizan los conocimientos y las perspectivas de las poblaciones colonizadas" (Moreno-Gómez, 2024, p. 10). Al respecto, autores como Freddy Moreno-Gómez (2024) señalan la pervivencia de la colonialidad del saber mediante lo que define como una educación colonial, cuando "los sistemas educativos perpetúan la colonialidad del saber a partir de estructuras coloniales que promueven una versión sesgada de la ciencia, minimizando las contribuciones desde otras formas de saber y conocer" (p. 12).

Precisamente, en el contexto decimonónico latinoamericano, donde -a medida que avanzan y se consolidan los procesos independentistas- el persistente colonialismo se va transmutando poco a poco en colonialidad, tanto la prensa como la educación devienen frentes ideológicos de vital importancia para la formación del ciudadano en el marco de la fragua de los incipientes Estados nacionales y de un sentido identitario del subcontinente. No en vano, grandes figuras decimonónicas como Martí o el argentino Domingo Faustino Sarmiento -ideólogo de otro tipo de latinoamericanidad (una a la europea), muy diferente de la nuestroamericana martiana- debatirían en la prensa sobre el relevante rol de la educación, lo que ofrece un cuadro de la importancia que, desde entonces, la intelectualidad de su tiempo concedió a esta esfera de gran impacto en el ámbito identitario.

Sin embargo, es la visión adelantada a su tiempo y de marcada esencia decolonial lo que hace distinguirse a Martí por sobre sus contemporáneos, y La Edad de Oro -como bastión identitario- no será una excepción de su lucha por generar un pensamiento crítico desde la infancia frente a la colonialidad del ser (identidad) y del saber (conocimiento), como precursor en toda regla de una Educación/Pedagogía decolonial. Y es que "el objetivo de la educación decolonial es decolonizar el conocimiento y decolonizar el ser […] que el sujeto se dé cuenta de dónde está y se decolonice descolonizando los conocimientos" (Mignolo, 2013, como se citó en Argüello, 2016), y en esa coyuntura la tarea intelectual del Apóstol se aboca a producir un pensamiento crítico, que es esa "capacidad de escrutar los lugares de enunciación colonial, identificar las retóricas de la modernidad, reflexionar sobre las prácticas de sí y acompañar las agencias requeridas para «cicatrizar» las heridas de la colonialidad" (Argüello, 2016, p. 114).

El pensamiento crítico desde la colonialidad […] apunta a ser un constante proceso de descolonización intelectual que deberá contribuir a la descolonización en otras áreas: ética, económica y política (Mignolo, 2003, como se citó en Argüello, 2016). Y con ello, deviene Martí, figura de ineludible estudio y consulta, como precedente destacado de una "pedagogía construida desde la otredad decolonial que impulsa una tensión política, ontológica y epistemológica con los grandes centros hegemónicos del poder y del saber moderno/occidental y hace posible un posicionamiento 'otro' de estar presente en las diversas sociedades de Nuestra América" (Méndez-Reyes, 2021a, p. 10).

De modo que hoy, dada la vigencia y necesidad de una ideología liberadora como la opción encarnada por el Maestro desde el siglo XIX, el presente artículo pretende adentrarse -desde una perspectiva decolonial- en la revista La Edad de Oro, devenida gran proyecto educativo y mediático martiano, así como tribuna identitaria y formativa de las nuevas generaciones de latinoamericanos, en un momento tan crucial como la Modernidad decimonónica, en el marco de la emergencia contrahegemónica de "Nuestra América". En ese sentido, y como propósito esencial, esta pesquisa se dirigió a sistematizar las particularidades del discurso comunicacional/periodístico y educativo/pedagógico, con matices críticos y decoloniales, en La Edad de Oro de José Martí, específicamente abocado a la forja de una identidad latinoamericana de carácter inclusivo, autóctono y emancipador.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se realizó desde una perspectiva cualitativa y bajo un enfoque histórico-descriptivo, en el cual se emplearon la revisión bibliográfico-documental, el análisis del discurso y el andamiaje teórico emanado del grupo Modernidad/Colonialidad-Decolonialidad. En ese empeño, tras constatarse la casi total ausencia de análisis previos de La Edad de Oro desde la inflexión decolonial, a través de la revisión bibliográfica-documental exhaustiva se procedió a examinar los cuatro números de La Edad de Oro, contenidos en el tomo 18 de Las Obras Completas de José Martí, así como las valoraciones vertidas por el Apóstol en su epistolario sobre la revista, subyacentes en el tomo 20. De manera tangencial, se consultó parte de Las Obras Completas de Domingo Faustino Sarmiento (tomos 2, 4 y 38), que, bajo las lógicas del análisis del discurso, conllevó a examinar en lo fundamental el discurso martiano, en sempiterno diálogo y contrapunteo con el sarmientino, y su relación contextual.

Precisamente, el análisis del discurso de matiz crítico-decolonial condujo a un protocolo de examen textual que tuvo en cuenta cuatro dimensiones fundamentales: acervo identitario (términos y cuestiones recurrentes como el aporte indígena a la noción de "Nuestra América" en clave emancipadora, lo autóctono versus lo extranjero, lo europeo/occidental versus el Sur global); estrategias pedagógicas (analogías, contrarrelatos históricos, diálogo intergeneracional); contrapuntos ideológicos (comparación explícita/implícita con el discurso sarmientino); y marcas decoloniales (desmontaje de eurocentrismos y reivindicación de saberes ancestrales).

A ello se sumó una capa analítica adicional, proporcionada a partir de las visiones de grandes referentes teóricos de los Estudios Decoloniales, como Aníbal Quijano o Walter Mignolo, por solo mencionar algunos de los más destacados. Dicho análisis se organizó mediante tres categorías centrales: Colonialidad del saber (epistemicidio en contenidos educativos); Colonialidad del ser (modelos de identidad en el marco de la Modernidad latinoamericana decimonónica, con énfasis en la propuesta decolonial martiana de una construcción identitaria no eurocéntrica); y Pedagogía decolonial (estrategias formativas en Martí en pos de un pensamiento decolonial).

 

RESULTADOS

El mayor proyecto educativo llevado a cabo por José Martí desde la tribuna pública que le brindaba la prensa fue, sin dudas, La Edad de Oro, iniciativa en la que supo conjugar de manera orgánica y natural aquella formación científica y humanística que transpiraba en su condición de gran intelectual y hombre enciclopédico.

A través de esa revista, el Apóstol buscó contribuir con su mensaje a la infancia y a la formación educativa de un mejor ciudadano para América Latina, con énfasis en formar en clave emancipadora al hombre moral, útil y sabio del futuro, que conociera su historia y el mundo que le rodeaba.

Martí entendió, y La Edad de Oro fue una muestra fehaciente de ello, que los niños son la esperanza del mundo, lo que revela en su cosmovisión la temprana cualidad del infante como sujeto político. Es decir, los niños no son receptores pasivos, sino sujetos de transformación histórica.

A partir de ese entendimiento, eslabonó en la revista un proyecto pedagógico verdaderamente contrahegemónico y de fuerte trasfondo identitario, que retó a la educación colonial, la cual buscaba formar súbditos (latinoamericanos subordinados a un pensamiento eurocéntrico/occidental), para centrarse Martí en formar ciudadanos críticos, sujetos activos con pensamiento propio y original.

En ese sentido, el análisis de la revista reveló que José Martí concibió una propuesta pedagógica sin precedentes en el contexto latinoamericano del siglo XIX. A diferencia de las publicaciones infantiles de la época, que partían de bases eurocéntricas y solían limitarse a contenidos moralizantes o recreativos, Martí estructuró un programa formativo que articulaba tres dimensiones fundamentales:

Este enfoque tripartito, permeado por un abordaje decolonial, respondió a su convicción de que solo una educación que combinara conocimiento científico, conciencia histórica y ética podía formar ciudadanos capaces de transformar América Latina. Como precursor de una pedagogía decolonial, José Martí, llamado con toda justicia el Maestro, desarrolló estrategias decoloniales en su discurso pedagógico insertado en la plataforma mediática que le ofreció la revista. En ese sentido, el Apóstol empleó en La Edad de Oro recursos innovadores para deconstruir el imaginario colonial, lo que se reflejó en dos direcciones principales:

1) Reivindicación del pasado originario

En artículos como Las ruinas indias o La historia del hombre contada por sus casas, Martí realizó un trabajo pionero de recuperación histórica al:

2) Construcción de una mitología emancipadora

La sección Tres héroes estableció un panteón laico latinoamericano al presentar a Simón Bolívar, José de San Martín y Miguel Hidalgo como:

Contrapunteo educativo-identitario entre Martí y Sarmiento

A nivel contextual, La Edad de Oro deviene escenario implícito de un diálogo, debate o polémica mayor entre las visiones, pedagógica e identitaria de Martí con respecto a las del político argentino Domingo Faustino Sarmiento, uno de los principales adalides de la Modernidad en el subcontinente.

Precisamente, en el marco del contrapunteo entre las cosmovisiones martiana y sarmientina, el estudio expuso evidencias de dos modelos pedagógicos perfectamente diferenciados, con su respectivo trasfondo identitario: por un lado, un Martí que contempló la educación como herramienta de emancipación cultural y la valoración de lo autóctono; frente a un Sarmiento que apostó por la asimilación eurocéntrica y la negación del sustrato indígena. Esta oposición se manifestó especialmente en el tratamiento de la historia precolombina, la concepción de la identidad americana y los referentes culturales legitimados.

El estudio contrastó, en ese sentido, dos paradigmas educativos en pugna (Tabla 1):

Tabla 1. Paradigmas educativos en pugna

Dimensiones

Modelo martiano

Modelo sarmientino

Base epistemológica

Diálogo de saberes (europeos/americanos)

Trasplante cultural eurocéntrico

Tratamiento histórico

Recuperación crítica del pasado originario. Reivindicación de la herencia cultural de los pueblos indígenas, donde lo precolombino no es "pasado primitivo" sino fundamento identitario.

Negación de la historia precolombina u omisión del pasado indígena

Finalidad educativa

Formación de ciudadanos críticos y autóctonos. Valoración de lo propio ante lo foráneo. Ruta hacia un pensamiento original (de raigambre e inspiración decolonial)

Colonización cultural mediante el sistema educativo: asimilación de patrones culturales europeos (colonialidad del saber)

Esta divergencia se ejemplificó mayormente en:

Construcción de la identidad subcontinental en clave decolonial martiana

En el contexto de fragua de la identidad regional, Martí desarrolló estrategias discursivas clave en La Edad de Oro para forjar una conciencia latinoamericana y decolonial:

La Edad de Oro de José Martí, precursora de una pedagogía decolonial

Los análisis constataron que La Edad de Oro se adelantó a su tiempo al armonizar en sus textos principios clave de la pedagogía decolonial contemporánea:

Este enfoque educativo reflejó un temprano intento de lo que hoy se reconoce como pedagogía decolonial, toda vez que Martí propuso una educación que rompiera con el eurocentrismo, afirmara lo propio y diera voz a lo silenciado. Su intención era combatir la ignorancia y la superstición no desde la imposición cultural, sino desde el reconocimiento de la diversidad humana y de los valores universales que cada pueblo aporta. Su propuesta educativa era también un proyecto político, que aspiraba a la transformación de la sociedad mediante la formación de ciudadanos cultos, críticos y comprometidos.

De cara a la posteridad, Martí diseñó con La Edad de Oro una revista profundamente transformadora, que proponía un modelo educativo enraizado en la realidad latinoamericana, inclusivo, plural y emancipador. Se anticipó a las pedagogías críticas y decoloniales del siglo XXI y sentó las bases para una educación que busca la equidad cultural y el respeto a la diversidad. La educación, para Martí, no era solo un derecho, sino una herramienta de liberación capaz de formar ciudadanos capaces de transformar el mundo en que vivían.

Esta gran obra del periodismo martiano -cuestionadora de los paradigmas educativos de la Modernidad/Colonialidad- no fue solo una revista infantil, sino una trascendente propuesta educativa alternativa, creada desde y para Nuestra América, cuyos postulados mantienen plena actualidad gracias a su diseño pedagógico innovador, con un enfoque que priorizó no solo la instrucción técnica, sino también la formación moral y el desarrollo del pensamiento crítico, ligado a la identidad regional.

 

DISCUSIÓN

José Martí llevó a cabo uno de los proyectos educativos más ambiciosos y de mayor impacto desde la prensa con la publicación de La Edad de Oro. En esta revista, Martí plasmó una visión integral del ser humano, conjugando conocimientos científicos y humanísticos, con el fin de formar a los futuros ciudadanos de América Latina en una perspectiva que privilegiara tanto la sabiduría como la moral. Su objetivo era preparar a las nuevas generaciones para comprender su historia, su entorno y su papel dentro de su sociedad. Desde una perspectiva educativa, Martí ideó una revista que no solo informara, sino que también educara y transformara. En ella se podía apreciar una voluntad de responder a las necesidades culturales, históricas y sociales del niño latinoamericano. Como él mismo afirmaba:

"Para eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América, y en las demás tierras; y cómo se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz eléctrica (…); para que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos. Les hablaremos de todo lo que se hace en los talleres, donde suceden cosas más raras e interesantes que en los cuentos de magia (…) Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo" (Martí, 1991a, pp. 301-302).

Martí concibió la formación del infante como un proceso que debía partir de la realidad propia, sin depender de modelos extranjeros ajenos a la identidad americana. A través de La Edad de Oro, buscó formar seres humanos completos, felices en su entorno, orgullosos de su origen y de su acervo identitario, y conscientes de su deber social. Su visión de ciudadano modelo latinoamericano quedó expresada en carta a su amigo Manuel Mercado, el 3 de agosto de 1889:

"No parece de veras, que venga al mundo La Edad de Oro (…) con muy malos auspicios… entro en esta empresa con mucha fe, y como cosa seria y útil a la que la humildad de la forma no quita cierta importancia de pensamiento… Verá por la circular, que lleva pensamiento hondo, y ya que me la echo a cuestas, que no es poco peso, ha de ser para que ayude a lo que quisiera yo ayudar, que es a llenar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven y vivir conforme a ella, sin divorciarse de ella, ni vivir infecundamente en ella, como ciudadanos retóricos, o extranjeros desdeñosos nacidos por castigo en esta otra parte del mundo. A nuestros niños los hemos de criar como hombres de su tiempo, y hombres de América. Si no hubiera tenido a mis ojos esta dignidad, yo no habría entrado en esta empresa" (Martí, 1991b, p. 147).

Si el gran llamado de la Modernidad -propalado por adalides como Domingo Faustino Sarmiento- fue vivir y pensar a la europea, Martí buscó, en cambio, que la revista "responda a las necesidades especiales de los países de lengua española en América, y contribuya todo en cada número directa y agradablemente a la instrucción ordenada y útil de nuestros niños y niñas, sin traducciones vanas de trabajos escritos para niños de carácter y de países diversos (…) La Edad de Oro desea poner en las manos del niño de América un libro que lo ocupe y regocije, le enseñe sin fatiga, le cuente en resumen pintoresco lo pasado y lo contemporáneo, le estimule a emplear por igual sus facultades mentales y físicas (…) a reemplazar la poesía enfermiza y retórica que está aún en boga, con aquella otra sana y útil que nace del conocimiento del mundo; a estudiar de preferencia las leyes, agentes e historia de la tierra donde ha de trabajar por la gloria de su nombre y las necesidades del sustento" (Martí, 1991a, pp. 295-296).

En las páginas de La Edad de Oro, el lector encuentra textos de educación científica, acompañados por otros de índole humanística, que en conjunto buscaban generar una educación integral en los infantes. Para Martí, ser culto era la vía para ser libre de la verdadera barbarie: la ignorancia y la superstición. Así, él señalaba:

"Cada número contendrá, en lectura que interese como un cuento, artículos que sean verdaderos resúmenes de ciencias, industrias, artes, historia y literatura, junto con artículos de viajes, biografías, descripciones de juegos y de costumbres, fábulas y versos. Los temas escogidos serán siempre tales que, por mucha doctrina que lleven en sí, no parezca que la llevan, ni alarmen al lector de pocos años con el título científico ni con el lenguaje aparatoso" (Martí, 1991a, p. 296).

De esta manera, los niños latinoamericanos conocieron cuentos como Meñique, composiciones poéticas como Los zapaticos de rosa, lecciones de historia antigua como La Ilíada de Homero, y artículos sobre ciencias e industria, como La historia de la cuchara y el tenedor o La Exposición de París, donde se presentaban los avances de la época y la participación latinoamericana en eventos globales.

Martí adoptó también un enfoque decolonial en sus análisis históricos y en disciplinas como la arquitectura. En La historia del hombre contada por sus casas destacó la igualdad entre los hombres, desmontando los mitos raciales y la dicotomía sarmientina civilización/barbarie:

"Los mayas de Yucatán no sabían que del otro lado del mar viviera el pueblo galo, en donde está Francia ahora, pero hacían lo mismo que los galos, y que los germanos, que vivían donde está ahora Alemania. Estudiando se aprende eso: que el hombre es el mismo en todas partes, y aparece y crece de la misma manera, y hace y piensa las mismas cosas, sin más diferencia que la de la tierra en que vive…" (Martí, 1991a, p. 357). En contraste, Sarmiento consideraba lo europeo superior y la barbarie americana como categoría subordinada. Sus programas educativos, aunque modernos, tenían una lógica segregacionista de matiz étnico-racial, propiciando el epistemicidio indígena:

"Están mezcladas a nuestro ser como nación, razas indígenas, primitivas, prehistóricas, destituidas de todo rudimento de civilización y gobierno; y solo la escuela puede llevar al alma el germen que en la edad adulta desenvolverá la vida social; y a introducir esta vacunación, para extirpar la muerte que nos dará la barbarie insumida en nuestras venas…" (Sarmiento, 1900, p. 420).

Si Sarmiento buscó borrar el pasado indígena, Martí lo exaltó en toda su grandeza y esplendor, denunciando la brutalidad de la conquista en textos como El Padre Las Casas: "Aquellos conquistadores asesinos [que] debían de venir del infierno, no de España" (Martí, 1991a, p. 440).

En Las ruinas indias, Martí recuperó episodios del pasado originario del subcontinente, integrando a las nuevas generaciones en la historia de sus ancestros y promoviendo la inclusión del indígena en la identidad latinoamericana. Además, Martí matizó luces y sombras de las civilizaciones americanas comparándolas con Europa:

"Hay reyes como el chichimeca Netzahualpilli, que matan a sus hijos porque faltaron a la ley, lo mismo que dejó matar al suyo el romano Bruto; hay oradores que se levantan llorando, como el tlascalteca Xicotencatl, a rogar a su pueblo que no dejen entrar al español, como se levantó Demóstenes a rogar a los griegos que no dejasen entrar a Filipo; hay monarcas justos como Netzahualcoyotl… Hay sacrificios de hombres, como el del hebreo Abraham… La superstición y la ignorancia hacen bárbaros a los hombres en todos los pueblos. Y de los indios han dicho más de lo justo en estas cosas los españoles vencedores…" (Martí, 1991a, pp. 381-382).

De este modo, La Edad de Oro constituye un precedente de la pedagogía decolonial, promoviendo la pluralidad cultural, la emancipación cognitiva y el reconocimiento de la historia indígena como parte de la construcción identitaria latinoamericana (Méndez-Reyes, 2021b, p. 87; Ochoa, 2023, pp. 160-161).

En artículos como Tres héroes, Martí ofreció modelos identitarios y morales:

"Estos tres hombres son sagrados: (Simón) Bolívar, de Venezuela; (José de) San Martín, del Río de la Plata; (Miguel) Hidalgo, de México. Se les deben perdonar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas… Los agradecidos hablan de la luz. (…) Esos son héroes: los que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en desgracia por defender una gran verdad" (Martí, 1991a, pp. 305, 308).

Así, Martí promovió una memoria histórica y cultural que rescataba lo autóctono, integraba al indio en el relato histórico y construía un sujeto activo, crítico y orgulloso de su identidad. Frente a la educación eurocéntrica, La Edad de Oro se erige como obra precursora de una pedagogía decolonial, asentando los cimientos de la identidad latinoamericana que Martí denominó Nuestra América.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Tabares, J. (2022). La colonialidad del saber y el conocimiento situado. Revista En-contexto, 10(17), 37-40. https://ojs.tdea.edu.co/index.php/encontexto/article/view/1297

 

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

 

Contribución de los autores

Los autores participaron en el diseño y redacción del artículo, en la búsqueda y análisis de la información contenida en la bibliografía consultada.

 


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