Mendive. Revista de Educación, 21(2), e3415

 

Editorial

Los estudios de posgrado para el desarrollo social del país. ¿Qué ha sucedido en Cuba?

 

Postgraduate studies for the social development of the country. What has happened in Cuba?

 

Pós-graduação para o desenvolvimento social do país. O que aconteceu em Cuba?

 

Nivia Esther Alum Dopico1 https://orcid.org/0009-0009-5621-567X

1 Universidad de Pinar del Rio "Hermanos Saiz Montes de Oca". niviasenen@gmail.com

 

No se debe tener miedo a los cambios
que puede traer consigo el proceso
pedagógico de la superación profesional.
Somos resistentes a esos cambios por nuestra
propia naturaleza humana pero si se quiere
continuar contribuyendo a una superación
de calidad hay que cambiar.
Avanzar sin retrocesos, sin miedo a lo nuevo,
sin tabúes innecesarios…

Bernaza, Troitiño y López (2018)

 

El papel estratégico que cumple el conocimiento con el nuevo paradigma tecnológico, que hoy presenta la sociedad moderna, explica la importancia de la educación y la formación profesional, como fuente de modernización y desarrollo personal de los ciudadanos.

Para garantizar el desarrollo sustentable y afrontar los retos que impone el Siglo XXI, es ineludible entender la necesidad de la calidad de los estudios de posgrado, como vía eficaz de garantizar el desarrollo social, incluso desde el puesto de trabajo de los profesionales, mediante fundamentos que garanticen la formación continua del personal docente, para ampliar la cooperación inter universitaria en lo referido a la formación de recursos humanos y a la investigación y desarrollo (Bernaza, Troitiño y López, 2018).

Una afirmación incuestionable y lúcida en la comprensión de la falta de desarrollo económico es aquélla de que "la pobreza se supera con educación". Se habla igualmente de "invertir" en educación. Y en los últimos decenios se habla concretamente de inversiones en "capital humano".

Es evidente, por un lado, que la educación es uno de los aspectos que humaniza al hombre. Es una actividad que lo conduce a través de sus dimensiones más esenciales para formarlo plenamente desde su condición natural básica de afectividad, racionalidad, sociabilidad y trascendencia, permitiendo que salga de su centro de estricta dependencia biológica o de mera supervivencia, haciéndose artífice de cultura y prosperidad.

Por otro lado, también hay que seguir admitiendo la afirmación de que la pobreza se supera con educación. Sin embargo, la educación que humaniza no se reduce a una formación técnica de capacitación y menos a una instrucción productiva. Y si bien es cierto que, hasta los aspectos culturales y morales podrán medirse desde una perspectiva económica, la búsqueda de estos aspectos no puede calcularse como subsumidos en una parcialidad. Pero junto a una reducción antropológica, el problema es concebir la dirección formativa, en vistas de la consecuencia o utilidad de dicha capacitación. En otras palabras: no porque la educación permita un mejor desarrollo del país, puede definirse la educación por el desarrollo económico que alcanza el país.

En un contexto global, los estudios de postgrado son determinantes de primer orden sobre la producción científica y tecnológica y consecuentemente con la calidad de vida o riqueza de los países (Aguirre, Castrillón y Arango-Alzate, 2019).

La exigencia del mundo globalizado en términos de conocimiento se va acentuando cada día, siendo uno de los principales requerimientos la formación de personas proactivas, con capacidad de impactar en el desarrollo y la innovación en la sociedad, mediante las áreas propias de su disciplina. El posgrado es estrictamente necesario para desarrollar ciencia y tecnología, para generar y difundir el conocimiento, el cultivo de la ética y la moral entre el estudiantado y la sociedad a la que pertenecen.

Esta impronta marca el imperativo de formar profesionales con un alto grado de participación en los problemas de la sociedad y un profundo nivel científico, por lo que la universidad convoca y dirige los procesos para investigar y profundizar en la formación de profesionales comprometidos con las investigaciones científicas y el desarrollo que necesita la sociedad.

Las Instituciones de Educación Superior (IES) y sus estudiantes de posgrado, tienen la responsabilidad implícita en sus investigaciones, de las aportaciones que hacen a la comunidad y su desarrollo, y por supuesto, al país en que viven (Berzunza-Criollo, 2020).

Teniendo en cuenta lo anterior y siendo consecuente con estos argumentos opino que el desarrollo de las potencialidades de un país está asociado a una diversidad de factores, entre ellos, el capital humano y la producción científica, considerados como componentes del desarrollo social y crecimiento económico.

El capital humano (Salas-Canales, 2021) es comprendido como el conocimiento adquirido por los individuos durante su vida y que lo utiliza para producir buenos servicios o ideas en el mercado o fuera de él. Es por ello que la formación del capital humano contribuye directamente al incremento de la productividad a un ritmo mucho más rápido que el capital convencional (no humano) y que su crecimiento es el rasgo más característico del sistema económico.

Desde la gestión del capital humano, las personas son un recurso tangible en la organización y su valor va a depender del conocimiento y las habilidades que éste posee. La dinámica de su adquisición incluye una diversidad de atributos humanos, no solo de nivel educativo (títulos académicos), sino también, de un amplio rango de capacidades y habilidades relacionadas con el desarrollo de procesos mentales superiores (memoria, pensamiento y lenguaje), que contribuyen al desarrollo de actividades que incrementan la productividad, a través de la creación de fuentes de ingresos y estados de bienestar económicos.

Investigaciones como la de Barros-Bastidas y Turpo (2020) aseguran que en la formación del capital humano para la investigación, la inclusión de componentes cualitativos asociados a los incrementos culturales incide en las capacidades individuales. Por tanto, los gastos de la formación se reflejan en el mejoramiento de sus capacidades: en la medida que se propicia su involucramiento en una variedad de actividades formativas (pasantías, movilidades, intercambios, etc.) se incitará el aumento cuantitativo y cualitativo de la productividad institucional.

Una mayor educación tributa a la rentabilidad de la inversión generando altas habilidades que los hacen más productivos. Una alta formación permite emitir señales de sus cualificaciones, innatas o adquiridas, que reditúan en mayores ingresos y compensaciones.

Según la OECD 1998 (como se citó en Barros-Bastidas y Turpo, 2020), el conocimiento junto a las competencias profesionales constituyen factores del progreso y bienestar económico y social, por cuanto se nutren del cúmulo de capital humano y de su impacto positivo en el ingreso per cápita.

Las universidades como componentes de los sistemas socio-económicos tienen significativa relevancia en la productividad y competitividad de los países. A nivel de la producción científica, el aporte del profesorado universitario como investigadores y productores de conocimiento constituye un gravitante indicador del desarrollo institucional, enmarcado en el modelo de evaluación de universidades. La expansión de la formación en investigación tiene una estrecha relación con las posibilidades óptimas del desarrollo social y económico, a través de la generación de conocimientos asociados a su rentabilidad.

De lo anterior se deduce: el conocimiento es oro, la preparación posgraduada que constituye el camino para lograrlo, también lo es.

¿Cómo se desarrolla este proceso en Cuba y cómo influye su organización en el desarrollo social y económico del país?

La importancia de los postgrados radica en que las funciones sustantivas de las IES ya no son solo la formación de profesionales y la investigación científica si no, en la exigencia social que se hace a las universidades en la llamada "Tercera Misión", que se esmere por transferir los resultados de sus procesos de docencia e investigación de una manera pertinente y contextualizada con su entorno.

Además, se constituyen en la interfaz entre el entorno productivo con la sociedad y la academia, lo que hace que tengan que ser dinámicos y flexibles para dar respuesta oportuna a los cambios permanentes de las demandas de conocimiento y especialización en el marco de lo que se ha denominado educación permanente (Life - long Learning).

Los logros científico técnicos de las universidades deben ser los beneficios sociales de la sociedad en general y de su entorno más inmediato en particular.

Si bien hay un conjunto de cambios que atraviesa la educación superior cubana en general, las transformaciones más importantes ocurren más intensamente a nivel del posgrado.

Este nivel educativo tiene reglas de oferta, demanda, competencias, estudiantes, docentes, investigación diferenciadas del grado. El postgrado es una estructura educativa que involucra otros actores sociales que no conviven en la academia, pues buena parte de sus estudiantes (clientes) proceden de áreas fuera de los muros universitarios.

Es importante reconocer que, más allá de las diferentes tradiciones disciplinarias que se desarrollan de acuerdo a la influencia de las políticas y los mercados nacionales, en el posgrado se deben evidenciar claramente algunas tendencias que pueden acelerar su influencia en el desarrollo social y económico de la sociedad: aparición de nuevas disciplinas, interdisciplinariedad, especialización, internacionalización.

La Association of American Universities (como se citó en Aguirre, Castrillón y Arango-Alzate, 2019) plantea que los postgrados a nivel global presentan sus principales retos asociados a:

1. Disminución de su duración y aumento de la variedad.

2. Incremento de las competencias de los egresados para lograr altos desempeños en entornos diversos.

3. Tener la capacidad de trabajar interdisciplinariamente.

Cuba no está exenta de estos desafíos y la historia de su posgrado así lo demuestra.

1. En Cuba se están produciendo serios cambios en materia de educación superior. Muchas carreras de cinco años son reducidas a cuatro con el objetivo de acelerar el tiempo de formación profesional y optimizar el currículo de formación, a veces con contenidos saturados de información que el egresado no llegaba a utilizar en su vida profesional. La reducción del tiempo curricular de formación justifica la necesaria preparación para el empleo y el posgrado con el objetivo de darle continuidad a la formación profesional, específicamente, al desarrollo de capacidades profesionales para el desempeño de la actividad laboral específica.

En cuanto al posgrado a partir de la RESOLUCIÓN No. 140 /19 del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba, en el CAPÍTULO III SOBRE EL SISTEMA DE CRÉDITOS, Artículo 14.1 se transformó el valor de los créditos académicos: Un crédito académico equivale a treinta (30) horas totales de trabajo del estudiante; hasta este momento era de 48 horas.

Estas transformaciones en cuanto al tiempo de estudio han sido recibidas de manera muy acertada, pero la estructura anterior ha dejado huellas en la formación de los estudiantes y en la adecuada y oportuna incidencia en el desarrollo social del país.

En cuanto a la variedad en su especialización el posgrado no se ha desarrollado adecuadamente con respecto al diagnóstico veraz de sus necesidades de superación profesiona,l teniendo en cuenta las gestiones y evaluaciones de desarrollo local que propicien una propuesta científica consecuente y necesaria que contribuya a solucionar los problemas que determinan la calidad de vida de la sociedad local.

2. Como tendencia, la participación de los profesionales en los cursos es superior a la participación en los entrenamientos y los diplomados. Por un profesional que accede a entrenamiento, alrededor de 12 acceden a cursos y 7 a diplomado. Esto obedece a que el curso se utiliza tradicionalmente en nuestro país y se desconoce las potencialidades formativas del entrenamiento.

El entrenamiento es la superación que busca preparar al profesional a determinado cargo. Sus objetivos se sitúan a corto plazo, son limitados e inmediatos, buscando darle los elementos esenciales para el ejercicio de un cargo y preparándolo de manera adecuada.

El entrenamiento implica la transición de conocimientos específicos relativos al trabajo, actitudes frente a aspectos de la organización, de la tarea y el ambiente, desarrollo de habilidades y valores para el desempeño. Cualquier tarea ya sea compleja o sencilla, implica necesariamente estos tres aspectos.

El entrenamiento llena el vacío entre lo que alguien está capacitado para hacer y lo que puede llegar a ser capaz de hacer. Su primer propósito es asegurar, lo más pronto posible que los profesionales puedan alcanzar un nivel aceptable en su trabajo. Con base en esto, el entrenamiento actúa mejorando las capacidades, lo cual significa que es capaz para desempeñarse o ha desarrollado un potencial para el futuro (Bernaza, Troitiño y López, 2018).

No todos los directivos reconocen que la superación profesional es una necesaria inversión para elevar la preparación de sus recursos humanos, que se reinvierte en una mayor producción y un elevado servicio. Recordemos que el desempeño del trabajador se puede medir a través de los resultados de una empresa. No parece suficientemente enfatizada la idea de que los organismos tienen la mayor responsabilidad con la capacitación de su fuerza de trabajo. Si no reclama la participación de las universidades, nada se puede hacer. Ellos tienen que tener incorporada a sus proyecciones estratégicas la capacitación de los trabajadores. La experiencia dice que están muy lejos de esto. Solo entonces las universidades pueden jugar el papel que la política les asigna.

La preparación para el empleo es concebida y ejecutada en las empresas con el propósito de desarrollar en el profesional los modos de actuación específicos relacionados con su puesto de trabajo. En esta etapa la mayor responsabilidad recae en los organismos empleadores y por años ha resultado un desentendimiento entre estos y la universidad como espacio formativo y capacitador.

El incremento de las competencias de los egresados para lograr altos desempeños en entornos diversos se ha visto afectada por esta situación y como consecuencia trabajadores de numerosas áreas de determinados ejercicios laborales han quedado sin la formación especializada que requieren.

3. Estudiar y trabajar interdisciplinariamente es un acto de convenios educativos complejo. La investigación interdisciplinaria puede entenderse como una pregunta de investigación que cruza los límites disciplinarios. Esto a menudo implica involucrarse con fenómenos que son estudiados por diferentes disciplinas. De igual manera será necesario utilizar teorías o métodos de diversas disciplinas.

Los estudios de posgrado, y como consecuencia científica, el desarrollo social y económico de un país, se benefician sobremanera con la metodología interdisciplinaria. Ciertamente recurrirá a la integración de ideas de

diferentes disciplinas. Esto a su vez requiere de la evaluación de ideas en el contexto de la perspectiva disciplinaria. Asimismo, será indispensable reflexionar sobre la epistemología y desarrollar una perspectiva epistemológica interdisciplinaria.

En el campo del conocimiento la interdisciplinariedad ofrece una forma para superar la fragmentación del saber que la especialización exhibe como inevitable, permitiendo realizar una cierta unidad del saber, no como una "reducción a la identidad" sino como toma de conciencia de la complejidad de las realidades la posibilidad de mejorar la comprensión de una situación o problema desde la visión de diferentes disciplinas y, en consecuencia, la presentación de varias soluciones.

Los estudios de posgrado han adolecido de estos enfoques interdisciplinarios, no se ha tenido en cuenta que el aprendizaje en postgrado supone un reto didáctico de especialización universitaria que debe ser abordado; puesto que en un mismo máster podemos encontrar perfiles de alumnos de diferente procedencia de estudios y con experiencias laborales también variadas. Al mismo tiempo, debemos tener presente que dicho aprendizaje es de difícil fragmentación en asignaturas, puesto que todo un postgrado debe dotar de competencias, habilidades y conocimientos propuestos en su plan de estudios; claramente, el reto está en el equilibrio entre la transversalidad del ámbito de estudio y la especialización desde cada asignatura y que ésta sea percibida de forma correcta por todo el alumnado de postgrado.

La interdisciplinariedad ofrece la posibilidad de dar respuesta a problemas sociales de difícil solución desde perspectivas científicas múltiples y no aferradas a una forma única de entender y solucionar la realidad, la interdisciplinariedad puede y debe proporcionar información sobre los desafíos urgentes de las políticas públicas.

En particular, la investigación interdisciplinaria puede trascender los prejuicios y los desacuerdos que caracterizan los enfoques teóricos y prácticos únicos. Nuestro posgrado ha sido disciplinar históricamente; los programas disciplinarios de posgrado han expuesto a los estudiantes a la naturaleza de un campo en particular y al tipo de preguntas, teorías, métodos y terminología que éste acepta, como consecuencia la solución a los problemas de la sociedad ha sido caracterizada por una especie de conformidad científica que, lejos de favorecer, entorpece el desarrollo social.

Si bien es cierto que estas circunstancias científico investigativas se encuentran en proceso de ser transformadas; han determinado por años las características del posgrado que se ha impartido en las universidades y de ahí su huella social.

No considero que el proceso de superación profesional a través del posgrado esté transitando por un camino equivocado, innumerables son las muestras de avance científico, técnico y tecnológico que ha mostrado este proceso sustantivo de los estudios superiores, pero definitivamente hay que cambiar prácticas pedagógicas, investigativas, organizativas y temporalizarlas a la sociedad cubana actual.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aguirre, J., Castrillón, F. y Arango-Alzate, B. (2019). Tendencias emergentes de los postgrados en el Mundo. Revista Espacios 40(31) https://www.revistaespacios.com/a19v40n31/a19v40n31p09.pdf

Barros-Bastidas, C. y Turpo, O. (2020). La formación en investigación y su incidencia en la producción científica del profesorado de educación de una universidad pública de Ecuador. Revista Publicaciones 50(2), 167-185. doi: 10.30827/publicaciones.v50i2.13952 https://revistaseug.ugr.es/index.php/publicaciones/article/view/13952

Bernaza, G. J., Troitiño, D. M. y López, Z. S. (2018). La superación del profesional: mover ideas y avanzar más. La Habana: Editorial Universitaria https://www.researchgate.net/

Berzunza-Criollo, M. C. (2020). Posgrados profesionalizantes o en investigación: consideraciones de su desarrollo en México. Revista de Educación y Desarrollo 55, 85-90 https://www.cucs.udg.mx/revistas/edu_desarrollo/anteriores/55/55_Berzunza.pdf

Salas-Canales, H. J. (2021). Endomarketing: Una herramienta para la gestión efectiva del capital humano. Rev. Int. Investig. Cienc. Soc. 17(1), 126-142 http://scielo.iics.una.py/scielo.php?pid=S2226-40002021000100126&script=sci_abstract&tlng=es

 

Conflicto de intereses:

La autora declara no tener conflictos de intereses.

 

Contribución de los autores:

La autora participó en el diseño y redacción del documento.

 


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