Mendive. Revista de Educación,octubre-diciembre 2020; 18(4):981-984
Educar en el asombro: un libro para estos tiempos
Educate in amazement: a book for these times
Educar em maravilha: um livro para estes tempos
Ileana Caridad Delgado Cabrera
Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Pinar del Río. Cuba. Correo electrónico: icdg@upr.edu.cu
Ficha bibliográfica:
Ecuyer, C L. (2018) Educar en el asombro. ¿Cómo educar en un mundo frenético e hiperexigente? Barcelona España. ISBN: 978-84-15577-42-3
La autora del presente libro, Catherine L'Ecuyer, es una escritora canadiense radicada en Barcelona. Es máster Europeo Oficial de Investigación y Doctora en Educación y Psicología. En 2015 recibió el Premio Pajarita de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes por promocionar la cultura del juego en los medios de comunicación. Fue invitada como ponente ante la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados de España y a la Segunda Cima Europea de Educación organizada por la Comisión Europea. Asesoró al Gobierno del Estado de Puebla en México para una reforma de la educación infantil y formó parte de un grupo de trabajo para el Gobierno de España sobre el uso de las tecnologías entre menores, además de participar en un informe sobre la lectura digital para el CERLALC, de la UNESCO. Es investigadora y autora de varios libros y artículos sobre el tema de la educación.
Es de suma importancia hacer referencia a temas relacionados con el uso excesivo de la tecnología en las edades tempranas, sus consecuencias, el papel de la familia y los maestros ante este fenómeno. En la medida que aumenta la influencia de la tecnología digital, y especialmente de internet, se intensifica el debate sobre sus repercusiones: ¿es una bendición para la humanidad, ya que ofrece oportunidades ilimitadas para la comunicación y el comercio? ¿O es una amenaza para nuestra forma de vida, ya que socava el tejido social, las relaciones afectivas y efectivas entre los miembros que conforman una sociedad? ¿Amenaza nuestro bienestar? Este es un debate interesante pero esencialmente académico. Porque para bien o para mal, la tecnología digital se encuentra ya en medio de nuestras vidas, irreversiblemente.
Este libro, que pudiera considerarse esencial en el trabajo con las nuevas generaciones de maestros en formación, apela a la libertad de los niños para descubrir el mundo que les rodea, a que aprendan a su propio ritmo y a que disfruten de su tiempo de ocio. En los tiempos actuales sometemos a los niños a una gran cantidad de actividades que están enfocadas a observar su alrededor con calma, a que piensen antes de actuar y pierdan el miedo al esfuerzo que requiere aprender.
¿Cómo lograr que un niño, y luego un adolescente, sea capaz de estar tranquilo observando con calma a su alrededor, de esperar antes de tener, capaz de pensar, con motivación para aprender sin miedo al esfuerzo?
Esta escritora, experta en temas de educación, hace referencia a que los niños crecen en un entorno cada vez más frenético y exigente que, por un lado, ha hecho la tarea de educar mucho más compleja. Para su éxito futuro vemos necesario programarlos para un sinfín de actividades que los están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para saltar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo; asegurarles un futuro éxito los aleja también de su realidad, de lo esencial. Este es un libro que brinda herramientas para lograr que los niños y adolescentes actúen con ilusión y sean capaces de descubrir el mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas saturan sus sentidos e interrumpen el aprendizaje lento de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez. Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona.
Pablo d'Ors, en su narrativa de la autobiografía de Charles de Foucault, dice que "la mayor miseria del hombre, es su dispersión. Dispersos estamos en muchas partes y en ninguna, y es así como empezamos por no encontrarnos y como terminamos por no saber ni quiénes somos". Esa es una buena descripción de lo que nos está ocurriendo a muchos.
Debemos preparar a nuestros futuros maestros para de inmediato atender estas necesidades de los niños y las niñas en un futuro no muy lejano, pero a la par atender a las necesidades de sus familias, ya que en muchos de los casos y sin tener conocimiento de las consecuencias de estas prácticas, son los que poco a poco van llevando a sus hijos a esa fragmentación social y pérdida de la capacidad de asombrarse con todo lo que los rodea.
¡La vanidad humana!, decía Huxley: "es más fácil creerse una falsedad emocionante que una verdad sin interés". Somos humanos y limitados, esa es una verdad sin interés. Que nuestros hijos puedan llegar a ser el próximo Einstein, esa es una falsedad emocionante. Tentador, ¿no?
Al hilo de una frase de Chesterton, la cual la autora cita en el presente libro ("No hay cosas sin interés. Tan solo personas capaces de entenderlas"), ¿cómo podemos despertar el interés de nuestros estudiantes?
El interés es un deseo. Y lo que despierta el deseo es la belleza, el sentido, el "por qué" y el "para qué" se hace lo que se hace.
En las páginas de esta gran obra se menciona uno de los grandes recuerdos que marcaron la vida, desde el punto de vista pedagógico, de Catherine: recuerdo una maestra que me contó una anécdota preciosa. Dijo a sus alumnos de cuatro años que podían hacer un dibujo para sus padres. Uno de ellos se quedó sin hacer nada, triste. Entonces recordó que ambos padres de ese niño eran ciegos. Le dijo que, si hacía un dibujo, ella iba a hacer agujeros pequeños en los trazos para que sus padres puedan "tocar" el dibujo. El niño se puso a dibujar con un entusiasmo indescriptible y lleno la hoja de trazos. Los niños necesitan sentido para poder motivarse.
Por lo tanto, es importante fomentar motivaciones internas y trascendentes (de sentido) en nuestros hijos y alejarse de todo lo que fomenta en ellos motivaciones externas (pantallas, castigos, recompensas, etcétera).
Esta reflexión nos lleva a otra: ¿la pantalla es una motivación externa?
Para una mente inmadura sí. Quien lleva la rienda ante la pantalla no es el niño, sino los algoritmos de la aplicación del dispositivo, que engancha con el atractivo de sus sonidos y de sus imágenes. Esos estímulos son recompensas que motivan al niño artificialmente. De hecho, los neuropediatras ya saben que no se puede diagnosticar a un niño con TDAH mientras está delante de una pantalla porque el locus de control (el lugar desde el cual se controla la atención) no es interno al niño, sino es externo.
"Un estudio con 14.000 alumnos de la universidad de Michigan concluye que los jóvenes son hoy un 40 % menos empáticos". ¿Cómo te explicas este tremendo déficit de empatía? ¿Cómo podemos padres y maestros contribuir a cultivar esta capacidad de ponerse en el lugar del otro, de sentir como el otro, de pensar como el otro?
¿Por qué es importante educar en la realidad a nuestros hijos? Muchas personas dicen: estás en contra de las nuevas tecnologías. Usamos la tecnología a diario, son herramientas estupendas. En cerebros en desarrollo (en niños), la tecnología tiene efectos en el aprendizaje, que no siempre son buenas. Y no es una mera opinión, hay muchos estudios sobre el efecto pantalla que asocia el consumo temprano de pantalla con la falta de atención, la impulsividad, etcétera.
Por lo tanto, la tesis fundamental de este libro es que "la mejor preparación para el mundo online (en línea) es el mundo offline (fuera de la navegación en internet)". Y eso lo acaba de confirmar la OCDE en su informe PISA Students Learning and Computers, en el que sorprende a todos con sus conclusiones: la computadora usada en el aula, por encima de la media de la OCDE, da resultados significativamente peores; los países que han invertido en nuevas tecnologías en el aula no han visto mejora. El informe concluye que la mejor forma de preparar al alumno para el mundo digital no consiste en facilitarle el acceso a servicios y dispositivos de alta tecnología, sino potenciando la lectura y las matemáticas. Hay un antes y un después a ese estudio. Ahora usar tabletas en las aulas ha dejado de ser "una moda".
En definitiva, el rol del maestro es triple. Primero percibir las necesidades del niño, a través de la sensibilidad. Segundo, calibrar la realidad para el niño. Tercero, acompañar el niño discretamente en su exploración. Ninguna de esas tareas puede ser realizadas por una pantalla, pues tanto la sensibilidad, "calibrar la realidad" como el acompañamiento discreto son actos profundamente humanos que ni un dispositivo ni los algoritmos de una aplicación, por muy perfectos que sean, pueden replicar. Educar y enseñar a los niños a percibir sus realidades, a alcanzar con asombro y curiosidad todo aquello que lo acompañará en el resto de su vida; nada de esto es posible lograrlo sin la presencia de sus padres y sus maestros.
En conclusión, en un mundo educativo cada vez más "digitalizado", hemos de recordar que el papel del maestro tiene mucha más trascendencia de la que nos imaginamos. No solo porque el maestro es base de exploración hacía la realidad, sino también por que transmite a sus alumnos las actitudes que haya encarnado con su vida. Es necesario que los maestros se den cuenta del impacto que tienen y tendrán, no solo en toda una generación de niños, sino también en el futuro de la humanidad, porque como decía Kundera: "Los niños no son el futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño, porque la infancia es la imagen del futuro".
Conflicto de intereses:
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
Contribución de los autores:
Los autores han participado en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.
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