Revista Mendive, enero-marzo 2019; 17(1): 155-158

Sarah Cordoneda García: una ilustre maestra sanluiseña

 

Sarah Cordoneda García: an illustrious teacher from San Luis

 

Faustino José Pérez Fernández1, Pablo Joaquín Padrón Ruiz2, Melba De La Torres Abad3

1Licenciado en Educación. Especialidad Matemática. Máster en Ciencias de la Educación. Profesor Auxiliar. Centro Universitario Municipal de San Luis, Pinar del Río, Cuba. Correo electrónico: faustino.perez@upr.edu.cu
2Licenciado en Educación. Especialidad Historia y Ciencias Sociales. Máster en Ciencias de la Educación. Profesor Auxiliar. Centro Universitario Municipal de San Luis, Pinar del Río, Cuba. Correo electrónico: pablo.padrón@upr.edu.cu
3 Licenciada en Educación. Especialidad Informática. Profesora Asistente. Dirección de Recursos Humanos de la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca». Cuba. Correo electrónico: melba.torres@upr.ed.cu

 

El 19 de enero de 1887, en San Luis, Pinar del Rio, nació Sarah Cordoneda García, hija de José Cordoneda Stolt (español, primer presidente de la Junta de Educación en San Luis, nombrado el 11 de febrero de 1899) y de Amalia García Iglesias natural de San Luis, Pinar del Río.

Desde niña tuvo inclinación por ejercer el magisterio. De origen humilde, cursó sus estudios primarios en la escuela pública para niñas del pueblo de San Luis. En 1911 se hace maestra habilitada e inicia su vida laboral en la escuela en que había realizado sus estudios primarios, hasta que es inaugurado el Palacio de Instrucción «González Arocha», con niñas de los grados 3ro y 4to.

El 8 de julio de 1915 se casó con José de Jesús Amalio López y Zayas. Fruto de ese matrimonio nace una niña que falleció tempranamente, lo que hizo que su amor maternal se concentrara en ayudar a los más necesitados, que llevaba incluso a su casa, los cuidaba y educaba, sin importarle su procedencia, sexo y raza.

Su vida la dedicó a la labor de enseñar, fue una educadora que nunca olvidó su quehacer pedagógico. Por el trabajo que desplegó en su terruño en favor de cultivar el aprendizaje de sus alumnos y de los que la rodeaban, fue un verdadero ejemplo, lo que le permitió ganar reconocimiento y prestigio entre educadores de renombre de su época.

Profunda estudiosa y promotora del conocimiento de la vida y la obra de José Martí Pérez, constituyó una fuente de inspiración por su amplia obra poética dedicada al Apóstol, entre su creación literaria se encuentra «Oda a Martí», décimas, poesías, comedias, zarzuelas y muchas dramatizaciones y escenificaciones históricas.

En su obra predomina la dulzura, el amor por el lugar donde vive y las personas, el humanismo, el patriotismo, además de hacer gala de buen gusto y una exquisita cultura general. Las personas que la conocieron la describen como una mujer alta, más bien gruesa, de ojos claros; impresionaba casi siempre a todos sus alumnos por su carácter, su voz era fuerte, pero dulce.

De la calidad de sus clases hablan quiénes fueron sus alumnas y luego siguieron su ejemplo ejerciendo el magisterio, entre ellas: Elsa Fuego Amor, Redenta Royero, Nora Montielo, que se enorgullecen al decir que fueron alumnas de Sarah.

En los testimonios, las entrevistadas hablan de cómo realizaba en sus clases actividades, juegos, paseos, obras teatrales, dramatizaciones de hechos históricos, etcétera. En muchos casos utilizaba la poesía para motivar y formar valores en sus alumnas.

La maestra Sarah nunca estaba sola en la escuela, ni en las actividades cívicas, siempre se veía rodeada de sus alumnas, era capaz de captar su interés y las comprendía. Su maestría era innata, se basaba en una serie de habilidades y aptitudes necesarias para ejercer la profesión, y, sobre todo, educar a sus discípulas. Forma parte de esas vidas fecundas que se convierten en semillas que después se abren en muchas ramas. Su fuerza creadora como formadora y poetiza, trascendió el marco estrecho del aula o de sus alumnas para dejar huellas más allá de su tiempo en el desarrollo de la educación.

Creadora a plenitud, de pensamiento y acción, inculcaba a sus alumnas el colectivismo, para lograrlo hacía obras de teatro, zarzuelas, embellecimiento en la escuela, encomendaba tareas comunitarias, combinaba los intereses personales con los sociales. Enseñaba a sus alumnas a tejer, bordar, pintar, a desenvolverse socialmente, preparándolas para la vida.

Hay que destacar su quehacer social y su preocupación para lograr, mediante el entretenimiento, el enriquecimiento de la vida cultural de su pueblo a través de la utilización del escenario del cine municipal para presentar obras de teatro y otro tipo de actividades que le permitieron patrocinar, junto a otros sanluiseños, el Parque Municipal «José Martí», el primer parque infantil para la recreación y esparcimiento de niños y jóvenes y mantener el nombre y la estructura de la Avenida «Juana Romero».

San Luis debe estas obras a la cooperación de tan abnegada mujer que, con su talento, amor por su trabajo y hacia sus educandos, supo buscar las vías y medios para llevarles los conocimientos y, siempre que se podía, utilizaba las bondades del entorno como motivación, logrando sentimientos de pertenencia en sus alumnas y en las personas que mantenían vínculos con sus ocupaciones sociales, aportando al bienestar de su pueblo. Se convirtió en una mujer de capacidad y gestos extraordinarios, gran educadora y defensora de la educación de todos los niños.

Es necesario que se conozca que siempre realizó su labor docente en una escuela pública, por lo cual sintió en carne propia los males de la república y compartió los problemas de sus estudiantes. De ahí la importancia de reconocer y preservar la obra pedagógica y cultural de esta sanluiseña admirada por el legado que dejó como fruto de su trabajo.

Las bases teóricas que sustentaron su labor pedagógica, según el estudio realizado, evidencian la utilización de lo más representativo del magisterio nacional, teniendo siempre como elemento esencial la línea del pensamiento pedagógico cubano del siglo XIX.

La maestra Sarah, martiana por excelencia, fue continuadora del ideario histórico de la teoría pedagógica cubana desde la práctica escolar, convirtiéndose en la figura cimera del magisterio en San Luis de Vueltabajo en la primera mitad del siglo XX. El cumplimiento de su encargo social fue fuente de inspiración para que muchas de sus alumnas fueran maestras de renombre en este pueblo.

Sarah Cordoneda García fallece el 12 de abril de 1947 a la edad de 60 años. En el municipio de San Luis, Pinar del Río, existe una escuela que lleva su nombre como reconocimiento a su obra. Se le recuerda cada día, constituyendo fuente de inspiración para los jóvenes educadores.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Amor Fuego, Elsa. Entrevista (1998).

Archivo Museo Municipal San Luis. Colección «Sara Cordoneda».

Entrevistas a alumnas y personas que la conocieron. Fondos de información del Museo Municipal San Luis.

González Duro, C. y Hernández Abascal, R. Algunas consideraciones acerca de la historia de la educación en América Latina, Cuba y Pinar del Río. Pinar del Río (1994).

González Duro, C. Estudio de la concepción pedagógica del educador pinareño doctor José Elpidio Pérez Somossa en el período comprendido entre 1920 y1953. Tesis de Doctorado en Ciencias Pedagógicas. Pinar del Río. 2006.

Montielo, Nora. Entrevista (2008).

Solanes Valdés, María Matilde. Entrevista (2008).

Sánchez-Toledo, M.E. (1998). La obra pedagógica de Alfredo Miguel Aguayo. Tesis de Doctorado. La Habana: ISP «Enrique J. Varona».

Valdés Solanes, Julio César. Entrevista (2016).

 


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