Revista Mendive, abril-junio 2018; 16(2):166-168

 

Un acercamiento a la contribución de la psicología a la práctica pedagógica

 

An aproach to the contribution of psychology to the pedagogical practice

Juan Lázaro Márquez Marrero, Mayra Ordaz Hernández

1Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular del Centro de Estudios de Ciencias de la Educación de la Universidad de Pinar del Río. Correo electrónico: marqmarrero@upr.edu.cu ; mayra@upr.edu.cu

 

En la psicología de orientación marxista, la esencia de lo psíquico se concibe como el reflejo subjetivo de la realidad objetiva, con la actividad del cerebro como sustento material. Dicho reflejo tiene por función orientar y regular la interacción del sujeto con el medio, siendo así una tarea fundamental de la psicología investigar la estructura, función y leyes del desarrollo de aquellos elementos psíquicos que regulan la actividad del sujeto.

Debido a la importancia que tiene dar solución a la diversidad de problemas planteados por la práctica social, se ha hecho necesario que esta ciencia amplíe las investigaciones fundamentales y continúe desarrollando su teoría general. En la sociedad socialista, la psicología, al igual que otras ciencias, se pone al servicio del trabajo del hombre; la utilización de sus logros en la práctica es hoy uno de los problemas sociales más importantes.

En las condiciones en que se desarrolla la teoría general psicológica en la actualidad, esta ha sufrido un cambio radical en comparación con sus etapas iniciales como ciencia; si antes la psicología constituía un todo global no diferenciado, hoy es un sistema ramificado que comprende una variedad de discipli­nas o ramas, proceso de definición y diferenciación que se encuentra lejos de haber acabado. Igualmente, se hace necesario destacar la actual tendencia al proceso opuesto, la integración de los conocimientos tanto dentro de esta ciencia como dentro del campo limítrofe con otras, en enfoques cada vez más interdisciplinares, como en el campo de la psicología de la educación.

La diferenciación e integración constituyen fenómenos completamente normales en el desarrollo de la ciencia, en general, y de la psicología, en particular, ya que caracteriza el progreso del conocimiento y de la investigación científica, lo que posibilita apoyarse en un amplio y adecuado sistema de conocimientos obteni­dos por la investigación en diferentes esferas. Ello aumenta la extensión sobre la cual puede erigirse la teoría general, a la vez que se hace más difícil resumir en una visión de conjunto la cantidad de información relacionada con la investigación en las diversas esferas de la ciencia psicológica.

Esto hace que la investigación de los problemas metodológicos de la psicología, sus principios, leyes y categorías, así como su aparato concep­tual adquieran una importancia cada vez mayor, ya que dichos campos de la ciencia se ocupan del mismo objeto. Producto de la investigación psicológica se descubren sistemáticamente nuevas facetas de lo psíquico y se hace ostensible la multiplicidad y diversidad de sus fenómenos, pues en cada una de las esferas que la integran se recopilan datos especiales que no es posible obtener en otras ciencias.

La investigación de los fenómenos psíquicos se produce mediante diversos procedimientos, lo que exige considerar en el campo investigativo las relaciones externas e internas en que se producen. Debemos ver la esencia de lo psíquico como reflejo subjetivo de la realidad objetiva.

Además de las relaciones recíprocas entre las diferentes disci­plinas psicológicas, tiene gran importancia y significación, tanto para la investigación de complejos problemas científicos como para la creación de complejas disciplinas científicas, la relación de la psicología con las demás ciencias, lo que se manifiesta en el enriquecimiento científico respecto al planteamiento y solución de complejos problemas en el campo investigativo.

Esto se expresa con mayor claridad en las relaciones de la psicología y la pedagogía. En el desarrollo de la teoría general del proceso de enseñanza-aprendizaje ha cobrado gran importancia la investigación práctica de su aparato conceptual. Los conocimientos respecto a los fenómenos y procesos psíquicos se han ampliado considerablemente, por lo que han surgido conceptos nuevos y otros se han enriquecido en gran medida. En la comprensión de los procesos formativos, con frecuencia se encuentra el uso de conceptos y categorías comunes a ambas ciencias.

En el desarrollo científico actual, la actividad creadora se basa en el conocimiento de las leyes de aquellos fenómenos, hechos y procesos con los que el hombre interactúa en su actividad cotidiana, incluyendo las particularidades de la actividad diseñada para transformar al propio hombre. La ciencia pedagógica también tiene que ser elaborada sobre bases científicas, puesto que, para formar y desarrollar la personalidad de manera consecuente, sistemática y con objetivos correctamente definidos y formulados, es imprescindible conocer las leyes y regularidades de su formación y desarrollo, como sustento para elaborar estrategias y direcciones de trabajo.

De tal forma, la ciencia psicológica se sitúa entre las disciplinas que constituyen fundamento científico de la pedagogía, la cual, desde sus inicios, se ha nutrido de los conocimientos y aportes de la psicología. Dentro de sus mejores representantes se encuentran Juan Amos Comenius (1592-1670), John Locke (1632-1704), Jean Jacques Rosseau (1717-1778), Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827) y Konstantin Ushinsky (1824-1870), quienes además de conocer profundamente la psicología de su época fueron difusores de esta disciplina.

La escuela cubana actual, consecuente con la tradición pedagógica de figuras como Félix Varela (1788-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), José Martí (1853-1895), Enrique José Varona (1849-1933) y otros muchos, se empeña en formar y desarrollar la personalidad de nuestros educandos, a través de la realización de una labor educativa y bajo el precepto de que la escuela debe formar al hombre para la vida y que el maestro es el responsable de alcanzar tal aspiración.

En este sentido, la función orientadora, como parte del quehacer de los docentes de cualquier nivel educacional, permite apreciar en la práctica y la teoría, esa combinación particular que se produce entre los factores psicológicos y pedagógicos, que en su unidad ha llegado a determinar la denominación de una rama de la psicología aplicada a la educación, con énfasis en la investigación de problemas educacionales por medio de métodos y conceptos psicológicos.

La psicopedagogía aborda los fenómenos del desarrollo psicológico que competen a la educación, procesando científicamente experiencias y principios útiles para la investigación y el tratamiento de sus problemas específicos. La orientación constituye un imprescindible recurso para transformar a los individuos y elevar la calidad de los procesos formativos, atendiendo simultáneamente al diseño de los tipos de ayuda y acompañamiento a utilizar en cada caso, a la par que se da seguimiento a las transformaciones psicológicas que se producen en los protagonistas, como consecuencia de su participación en dicho proceso. Se manifiesta así la relación dialéctica que se ocasiona entre los aspectos psicológicos y pedagógicos en las actividades educativas.

La mencionada relación dialéctica que a nuestro juicio se provoca entre ambos (por una parte, el estudio de los aspectos psicológicos que participan en los procesos educativos y por la otra las transformaciones que ocurren en los sujetos a consecuencia de estos) explica la interdependencia que se produce, aunque cada una de las ciencias, pedagogía y psicología, coloca el acento en una de estas perspectivas de análisis.

La psicología, al estudiar las vías concretas para penetrar en la psiquis de los escolares, dota a los pedagogos de un método que ha de tener en cuenta el sistema de influencias educativas; además, ayuda a los profesores a conocer las diferencias individuales, indicándoles el camino a seguir en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad. Cada maestro, entonces, impregnará sus prácticas pedagógicas con los rasgos de su propia personalidad, marcando así una huella irrepetible en la memoria de sus discípulos.


 

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