Revista Mendive, abril-junio 2017; 15(2): 242-252
Acercamiento histórico a la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica
Historical approach to the professional orientation toward the technical specialties in the high school
Yamilé Ramos Cordero1, Taimy Breijo Worosz2
1Funcionaria del Comité Municipal de Partido Comunista de Cuba en Pinar del Río. Estudiante de la maestría en Pedagogía Profesional.
2Doctora en Ciencias Pedagógicas. Licenciada en Educación, especialidad marxismo-leninismo e Historia. Profesora Titular e investigadora del Centro de Estudios de las Ciencias de la Educación Superior. Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Correo electrónico: taimi.breijo@upr.edu.cu
Recibido: 13 de febrero de 2017.
Aprobado: 19 de mayo de 2017.
RESUMEN
Introducción: se presenta una temática de importancia en el sistema educativo cubano: la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica. Se realiza un recorrido de la evolución histórica de este proceso, en el que se resaltan las características que ha tenido durante las diferentes épocas en Cuba, hasta convertirse en una necesidad para la formación consciente de la fuerza de trabajo calificada que requiere la economía nacional del presente y del futuro.
Objetivo: realizar un acercamiento a la evolución histórica de la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica como una educación precedente a la formación profesional de nivel medio.
Desarrollo: se realizó una revisión bibliográfica con el objetivo de realizar un acercamiento a la evolución histórica de la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica como una educación precedente a la formación profesional de nivel medio.
Conclusiones: este recorrido histórico relacionado con el desarrollo de la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica, permitió comprobar la tendencia creciente hacia la necesidad del fortalecimiento de este proceso. La educación cubana ha centrado su interés en la formación científica con fines humanistas y no utilitarios, concentrándose en la formación de un hombre que responda a su época y a los más legítimos intereses de su país.
Palabras clave: orientación profesional; secundaria básica; especialidades técnicas.
ABSTRACT
Introduction: a major theme is presented in the Cuban educational system: professional orientation specialties from technical secondary school. a tour of the historical evolution of this process, in which the features that it had during different times in Cuba, to become a necessity for conscious formation of the skilled workforce required by the national economy are highlighted performed for the present and the future.
Objective:
To make an approach to the historical evolution of the vocational orientation towards the technical specialties from the basic secondary as an education precedent to the professional formation of average level.
Development: a literature review was conducted in order to make an approach to the historical development of vocational guidance to the technical specialties from junior high school as a precedent for mid-level vocational education.
Conclusions: this historical tour related to the development of vocational guidance to the technical specialties from junior high school, allowed to check the growing trend towards the need to strengthen this process. Cuban education has focused his interest in science education with humanistic rather utilitarian purposes, focusing on the formation of a man who meets his time and the most legitimate interests of their country.
Key words: professional orientation; high school; technical specialties.
INTRODUCCIÓN
El tema de la formación vocacional y la orientación profesional en general, sigue siendo una necesidad de primer orden para los sistemas educativos. Es tan importante que ha sido abordado desde diferentes aristas por autores nacionales e internacionales entre los que se encuentran (Alcántara Paisán, 2015; Chinique Almeida, 2015; Del Pino Calderón, 2008; Gómez Betancourt, 2015; Gómez Cabrera, 2012; Hidalgo Gutiérrez, 2015; Pereira Souza, 2014; Rodríguez Ojeda, 2012; Vicente Sánchez, 2016).
Particularmente, la orientación hacia las especialidades desde la Educación Técnica y Profesional (ETP) ha sido uno de los problemas más debatidos durante los últimos años. Por lo general, hoy la mayoría de los países del mundo incluyen esta dimensión como elemento prioritario de sus sistemas educativos; para ello se valen de institutos, cátedras, laboratorios, centros de investigación y orientación, cuyo principal objetivo es buscar causas y brindar soluciones a las insuficiencias que este importante tema requiere para la sociedad actual.
En tal sentido, resulta una tarea de primer orden “garantizar a cada ser humano una profesión que le permita valerse por sí mismo durante toda su vida, a partir de la actividad laboral en algo que sepa hacer y resulte útil a los demás” (Mena & Sierra, 2014). Por consiguiente, orientar y preparar para el trabajo y las especialidades técnicas se convierten, desde las edades más tempranas, en una prioridad que la educación no puede eludir.
Las concepciones curriculares cubanas actuales parten de prever un profundo trabajo de orientación desde los primeros grados escolares. Así, durante la educación primaria y secundaria se debe realizar una significativa labor, con el propósito de: “facilitar la elección de la especialidad técnica, sobre la base de las necesidades de fuerza de trabajo calificada en el territorio y tomando en cuenta las particularidades de la personalidad y los intereses de los estudiantes por su esencia, fines y objetivos”(López & Mena, 2016).
Este criterio tiene su base en que, en determinadas etapas históricas de los últimos 57 años, existió la necesidad de formar obreros y técnicos en cantidades significativas. Ejemplo de ello han sido: los primeros años de la década de 1970 para formar la nueva base técnico material del socialismo; entre 1975 y 1980, con el objetivo de la industrialización del país; entre 1992 y 1998, con la formación de obreros y técnicos agrícolas y de 2009 hasta la actualidad en que el estado y el gobierno ha decidido priorizar la formación masiva de obreros y técnicos, como condición de lograr un desarrollo socioeconómico acelerado del país (Partido Comunista de Cuba, 2016).
Los resultados –positivos y negativos– que tuvieron y tienen el cumplimiento de los fines anteriores estuvieron y están condicionados por el grado de orientación que recibieron y reciben los estudiantes en las educaciones precedentes a la ETP. De modo que estar orientados significa que los estudiantes al llegar a la ETP tengan conocimiento y cierto grado de conciencia sobre las especialidades escogidas, mediante una actividad laboral que marcará su vida. Para ello, en buena medida durante su adolescencia, el estudiante deberá estar correctamente orientado hacia su futuro profesional, siendo consciente de la especialidad que seleccionó y su importancia socioeconómica para el país.
En Cuba el derecho a la educación constituye uno de los pilares más importantes de la Revolución. La política de estado, nutrida de una fuerte tradición pedagógica, incluye la orientación de niños, adolescentes y jóvenes para que puedan elegir la profesión de la que han de depender la mayor parte de su vida.
Este proceso, que adquiere importancia singular después del triunfo revolucionario de 1959, ha tenido sus bases en etapas históricas anteriores, en las que destacadas figuras contribuyeron a forjar las concepciones que hoy se tienen sobre el mismo. Algunos autores de la ETP han abordado el tema durante los últimos años, entre ellos se encuentran: Carvajal Pérez & Person Sayú, 2014; Castellano & Manzano, 2014; Jaime, 2014; López & Mena, 2016; Mena & Sierra, 2014. Sin embargo, en el estudio de sus obras no se profundiza con suficiencia en la evolución histórica que ha tenido la orientación profesional desde la secundaria básica hacia las especialidades de la ETP. Como consecuencia, los docentes y directivos educacionales no tienen suficiente información sistematizada sobre cómo se ha producido este proceso hasta llegar a convertirse en una prioridad de le educación cubana.
Siendo consecuente con lo anterior, es propósito de los autores realizar un acercamiento a la evolución histórica de la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica como una educación precedente a la formación profesional de nivel medio.
DESARROLLO
La orientación profesional hacia las especialidades técnicas en el mundo. Acercamiento histórico a su origen
Todo ser humano necesita aprender a vivir y, para ello, precisa aprender a trabajar. En esta actividad se desarrolla su existencia, por lo que desde muy temprano tiene que “(…) agenciarse los medios de vida indispensables en el tiempo en que existe”(Martí, 2016).Este pensamiento martiano, relacionado con la preparación para la vida, el trabajo, el empleo, los oficios o las profesiones ha estado ligada al hombre pensante desde su surgimiento (Mena & Sarracino, 2015).
La propia división de la sociedad en clases fue haciendo que surgieran los primeros oficios en los que se fueron especializando, fundamentalmente, los miembros de las primeras formas de vida comunitaria. Así, se puede decir que:“(…) la sucesión histórica en los diferentes oficios tuvo su orientación a partir de la transmisión de los saberes de una generación a otra -de padres a hijos o por diferenciación de los individuos dentro de un clan, una tribu o una comunidad–" (Mena & Sarracino, 2015).
Puede decirse entonces que la tradición familiar constituyó el factor o indicador que jugó el papel trascendental en la orientación del ser humano hacia los oficios o el trabajo por miles de años. Ello, hasta cierto punto, es comprensible dado el carácter de las producciones manufactureras localizadas en comunidades que durante los primeros siglos imperó en el mundo.
Este factor fue complejizando los objetos de trabajo, ante la necesidad de que las producciones unitarias o de pequeñas series pasaran a grandes y masivas producciones que respondieran a las necesidades del crecimiento demográfico mundial. Se fue sustituyendo la producción artesanal por la industrial. La nueva división del trabajo fragmentó, parceló a los oficios tradicionales y les hizo perder unidad de sentido desde la óptica del desarrollo del aprendizaje de su totalidad.
La ejecución de las actividades ahora requería del dominio de conocimientos técnicos y de gestión más complejos, provocado por la aparición de nuevas tecnologías y nuevos materiales; con el desarrollo de la ciencia, la técnica y las transformaciones sociopolíticas, fundamentalmente a partir de la Revolución Industrial (siglo XVIII),los oficios se redefinieron, apareciendo las profesiones (Mena, 2012).
Con el desarrollo y transformación de los oficios en profesiones con mayores exigencias de conocimientos y habilidades técnicas, aparece también la necesidad de especializar los trabajadores, lo que a su vez hace surgir también las especialidades técnicas. Estos factores asociados van haciendo necesario dar un sentido pedagógico a la actividad laboral(Mena, 2012); surge así la escuela politécnica –Escuela del Trabajo de Georg Kerschensteiner (1854 –1932)–, destinada a la formación de los trabajadores u obreros. La intención de una formación escolarizada para los trabajadores, con el surgimiento de las profesiones y de la escuela politécnica o escuela del trabajo, pudiera ser un antecedente del concepto orientación profesional.
Para muchos estudiosos, el término tiene su origen en el de orientación vocacional (Vocational Guidence), cuando a inicios del siglo XX en Boston (1908), Estados Unidos, se crea el primer centro profesional conocido como “Buró Vocacional”, destinado a brindar asistencia a jóvenes que reclamaban ayuda para seleccionar su carrera y orientarse en el mundo profesional (Jaime, 2014).Aunque, ya en 1881, Lyzander S. Richard en su obra “Vocophy”(Jaime, 2014)había llegado a referir la necesidad de capacitar a cada individuo para ayudarlo a encontrar la profesión en función de la producción del éxito personal.
La orientación profesional en Cuba. Etapa colonial y neocolonial
En relación con Cuba, según (García, 1995), durante la etapa colonial las características de la educación no propiciaban un marco adecuado para realizar el trabajo de Orientación Profesional de los adolescentes. No obstante, sí se puede hablar del surgimiento de un ideario pedagógico en relación con el tema. Un ejemplo de ello lo constituye (Martí, 2016).
José de la Luz y Caballero (1800-1862), en su Informe del Instituto Cubano, se refiere a la necesidad de fortalecer la orientación profesional en los jóvenes.
De igual manera puede decirse de Martí (2016, op.cit.), quien consideraba que cada niño debía sembrarse el deseo de ser útil a los demás, de producir para los demás desde sus primeros pasos y asignaba total responsabilidad a la orientación que desde la educación inicial debía realizarse. En función de ello criticó duramente el sistema educativo existente y sentenció que “…la educación primaria debe rehacerse, de manera que […] al entrar el niño en la vida […] sepa todo lo indispensable para escoger su vía, ocuparse en algún oficio de utilidad, […] conocer lo que vale como columna y brazo de su pueblo…” (p. 18).
Con la llegada de la república mediatizada y el evidente dominio neocolonial norteamericano se promulgan una serie de medidas en toda la isla, que abarcan la mayoría de las esferas socioeconómicas. Estas disposiciones, especialmente significativas en la educación, tuvieron la finalidad de fomentar la preparación de un individuo capaz de protagonizar el proyecto de desarrollo capitalista del país; en consecuencia, el niño, desde las primeras edades, debía desarrollar habilidades que le permitieran suplir las demandas futuras de la industria.
Las medidas estuvieron relacionadas con la primera y la segunda enseñanzas; el primer plan de estudios para las escuelas públicas, aprobado el 20 de mayo de 1901, incluyó la asignatura Trabajo Manual, con el objetivo de “proporcionarle al niño el conocimiento del mayor número de artes y oficios para que pueda escoger entre ellos aquel para el que se considere más apto” (Moreno, 2013).
Resulta paradójico que se insistiera en orientar a los niños y adolescentes hacia las artes y oficios, cuando en esa época en Cuba no existían las suficientes instituciones educativas donde los adolescentes y jóvenes pudieran estudiar las especialidades técnicas. No obstante a ello, es preciso reconocer que las medidas encierran un alto enfoque orientador hacia las profesiones técnicas.
A pesar de ello, el ideario pedagógico en relación con el tema estudiado se sigue reforzando, a través del pensamiento de destacadas figuras de la pedagogía cubana como lo fue Enrique José Varona (1849–1933). Este destacado maestro era del criterio de que la educación primaria y básica debía orientar a los niños y a los adolescentes hacia las profesiones técnicas. En este sentido Varona, citado por Mena & Sarracino (2015), consideraba que: “(…) la instrucción general, aunque sirve por sí misma para el desarrollo y la cultura del espíritu, es una preparación para la enseñanza profesional [...] el complemento necesario de una buena instrucción general es la difusión de la enseñanza técnica en todos sus grados, desde los oficios manuales hasta las profesiones llamadas liberales” (p. 24).
Otro de los esfuerzos relacionados con el objeto de estudio fue la creación, en 1934, por el Dr. J. M. Gutiérrez, de la Cátedra de Orientación Profesional en la Escuela de Educación de la Universidad de La Habana. En ella se realizaron diferentes estudios sobre diversas profesiones, así como campañas de divulgación para ampliar e implantar estos servicios en todo el país.
A pesar de los nobles y puros esfuerzos de los pedagogos cubanos durante esta etapa histórica por fomentar la orientación profesional, no se debe dejar de señalar un hecho que, aunque sin un carácter pedagógico consiente en tanto fue resultado de campañas demagógicas, también resulta significativo. A partir de 1936 el ejército constitucional, con Fulgencio Batista al mando, desarrolla un amplio plan de educación agrícola(Mena & Sarracino, 2015).
Como parte del Cuerpo de Cultura del Ejército, a partir de la década del 40, fueron instituidos los Hogares Infantiles Campesinos. Dentro de sus objetivos esenciales estaba dar a los niños de zonas rurales una orientación agropecuaria. De hecho, debían constituir una fuente de ingreso a las Escuelas Provinciales de Agricultura, para lo cual ofrecían una formación inicial especializada.
Los centros educacionales pertenecían a la segunda enseñanza conocida hoy como secundaria básica:
Los estudiantes ingresaban con nivel de 6to grado vencido, provenían de zonas agrícolas y por lo general, eran hijos de campesinos. Su plan de estudios estaba integrado por las asignaturas de formación general correspondiente y otras relacionadas con las especialidades agropecuarias como Agricultura, Botánica, Artes industriales, Fitotecnia, Zootecnia y Maquinarias agrícolas, las que se impartían por profesores especializados en los contenidos técnicos(Mena & Sarracino, 2015).
Con el triunfo de la Revolución, estos hogares pasaron a ser considerados como Secundarias Básicas Rurales.
Como puede verse, en las etapas estudiadas, la orientación hacia las especialidades técnicas, a pesar de su necesidad reconocida por destacadas figuras, no constituyó una prioridad de los sistemas educativos. Los principales reclamos vinieron de diferentes personalidades que supieron comprender desde temprano la importancia del trabajo pedagógico en la preparación futura del ser humano.
No fue hasta el año 1959, con el triunfo de la Revolución, que la orientación profesional hacia las especialidades técnicas adquiere un verdadero sentido pedagógico y pasa a ser una prioridad del sistema educativo.
La orientación profesional con la Revolución en el poder
La orientación hacia las profesiones técnicas como concepto se instituyó en Cuba, de manera oficial, después del triunfo de la Revolución de 1959.La imperiosa necesidad de formar obreros y técnicos de nivel medio que, por un lado reconocieran al proceso revolucionario y que entendieran las tareas que tenía el país ante sí y, por el otro conformaran la base técnica material de la nueva formación socioeconómica socialista, determinaron el surgimiento de planes encaminados al desarrollo de intereses hacia las más diversas especialidades.
Fue necesario, desde el principio, ir fomentando un proceso orientador que contribuyera a educar para la vida profesional, ofreciendo a los adolescentes y jóvenes un abanico de posibilidades, mediante un proceso sistemático de aprendizaje sobre el mundo de las especialidades técnicas; además, hacerlo consciente de las necesidades del país, de las propias posibilidades disponibles en cada momento y de las potencialidades del ser humano para aprender una especialidad técnica.
En función de lo anterior, en el año 1963, el grupo de orientación de la Escuela de Psicología de la Universidad de La Habana, elabora los planes iniciales para el desarrollo de la orientación educacional vocacional.
Sin embargo, a pesar de estas prioridades del sistema educativo, para (Mena & Sarracino, 2015)no se puede hablar de fortaleza en los primeros años de la Revolución (décadas de1960 y1970), ni siquiera de un verdadero proceso. Las ansias de preparación de las grandes cantidades de adolescentes y jóvenes hicieron que las decenas de escuelas politécnicas que se construyeron se nutrieran de estudiantes con diferentes edades, sin necesidad de que mediaran las educaciones precedentes.
Pudiera decirse entonces que fueron las necesidades económicas, por un lado, y el deseo de formarse en alguna carrera por el otro, los primeros indicadores que motivaron aquellos procesos iniciales de orientación profesional.
En correspondencia con este hecho, en 1963, el Ministerio de Educación (MINED) elabora e implementa un plan nacional de actividades vocacionales para fomentar la formación de los intereses y las capacidades de los estudiantes primarios y medios hacia las especialidades técnicas priorizadas; en consecuencia, se introducen los círculos de interés científico-técnicos. Sin embargo, estos planes no estaban guiados más que por el interés de fomentar la necesaria fuerza de trabajo calificada del país.
El programa planificado y organizado requirió la participación de todos los centros docentes del MINED y de la sociedad en su conjunto, para ofrecer información a los estudiantes, sobre las distintas carreras de estudio y los centros donde se cursaban. Estos documentos informativos “ofrecían a los estudiantes de secundaria básica ideas generales del trabajo del técnico medio”(López & Mena, 2016).
Fue el Primer Congreso de Educación y Cultura (1971), el que marcó el comienzo de una nueva etapa en el desarrollo educacional del país. En él se discutió ampliamente la cuestión de una educación laboral de la juventud y el necesario desarrollo de su orientación profesional. Lo más significativo en este congreso en relación con el tema, estuvo dado en el reconocimiento de la necesidad de establecer relaciones constantes entre los centros docentes de todas las educaciones y las empresas de producción y de los servicios.
En los documentos del congreso se señaló la necesidad económica y la importancia social de la conjugación del estudio con el trabajo productivo, la importancia del fortalecimiento de la relación entre la preparación técnica y la enseñanza práctica.
El congreso valoró el tema como una problemática no resuelta en Cuba, considerándola como débil el trabajo de Formación Vocacional y de Orientación Profesional. En función de ello, en la Tesis de la Política Educacional se establecen las líneas directrices para el proceso analizado. Finalmente, en las Tesis y Resoluciones de Primer Congreso del PCC se plantea:
El objetivo fundamental de la educación es la formación multilateral y armónica de la personalidad comunista de las nuevas generaciones. Deberá garantizar, así mismo, la formación de obreros calificados y técnicos del nivel medio y superior por la economía nacional, así como la de los demás especialistas necesarios para el desarrollo científico-técnico y cultural del país(Partido Comunista de Cuba, 1976).
Estas líneas se concretan en la década del 80 a través del decreto ley 63, derivado de un acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, con fecha 4 de marzo de 1980, sobre Formación Vocacional y Orientación Profesional. A partir de entonces toma un impulso notable el proceso de dirección de la actividad de orientación profesional en general, lo que se ha mantenido como una tendencia creciente para todas las educaciones.
Ya desde finales de la década de 1970, el MINED da indicaciones metodológicas para la creación de las Comisiones para el Trabajo Vocacional en todos los centros educacionales del país, fundamentalmente en las educaciones primaria y secundaria. A través de ellas se conformaron los planes de trabajo de formación vocacional y orientación profesional sobre la base de las coordinaciones que se realizaban con las empresas y con los centros de producción y los servicios (López & Mena, 2016). En este aspecto comienza a tomar especial interés la creciente demanda de fuerza de trabajo calificada que tiene lugar en Cuba con el inicio de la industrialización del país (1975). Comienza con esto un proceso de creación de Palacios de Pioneros y Círculos de Interés que tenían como base las especialidades de la Educación Técnica y Profesional.
En 1981 el MINED dictó la Resolución Ministerial (MINED, 1981), en la que se declara a este organismo como órgano rector metodológico del trabajo de Formación Vocacional y Orientación Profesional, así como a la escuela como núcleo fundamental de este trabajo, considerándolo como partes integrantes del proceso docente educativo en todas las educaciones. Un año más tarde comienzan a instrumentarse actividades de formación vocacional y orientación profesional (MINED, 1983), en la que se precisan los aspectos organizativos y metodológicos para la planificación, organización, desarrollo y control de las actividades vocacionales.
De esta forma quedaba instituida la obligación de los organismos con la elaboración de los planes anuales de actividades vocacionales, donde se incluían todas las tareas que debían realizar las empresas con los estudiantes, fundamentalmente de la educación primaria y secundaria, bajo la aprobación y fiscalización del MINED. Un año después se aprueba la “Metodología de las actividades de formación vocacional y orientación profesional” (MINED, 1983), con el objetivo de normar, en un documento único, los aspectos organizativos y metodológicos para la planificación, organización, realización, control y evaluación de la actividades vocacionales que realizan las empresas, los organismos de la producción y los servicios, los Órganos Locales del Poder Popular, las Direcciones Provinciales y Municipales de Educación y los centros docentes.
De esta forma, la orientación profesional se hace parte integrante del proceso docente educativo y la escuela constituye el núcleo fundamental de esta actividad.
Como consecuencia comienza a desarrollares un fuerte movimiento hacia el fomento y desarrollo de los círculos de interés, en los que las matrículas alcanzan el millón de estudiantes. En todas las provincias del país son creados nuevos Palacios de los Pioneros, con la responsabilidad asignada a la Administración Central del Estado de crear condiciones materiales y humanas para enfrentar la tarea en estos nuevos centros, nutridos de círculos de interés con las especialidades técnicas afines a cada territorio.
Aunque las actividades de orientación profesional debían tener la aprobación y fiscalización del MINED y las escuelas secundarias siguen realizando acciones con los estudiantes, es necesario reconocer que durante la década de 1980, son los Palacios de los Pioneros, los que centran el trabajo de orientación profesional hacia las especialidades técnicas.
El necesario y obligatorio reordenamiento de las especialidades técnicas hacia la rama Agropecuaria a inicios de la década de 1990 y más tarde hacia la rama de la Economía, los Servicios y la Informática (finales de la década de 1990 hasta finales de la década del 2000), provocado por el inicio del Período Especial, marcado por una profunda crisis económica, también hace necesario reforzar el trabajo de la orientación profesional(Bermúdez, 2015). Desde los criterios de los autores ha sido la etapa más compleja en tanto fue necesario reorientar la matriz orientadora, enfocada al desarrollo industrial del país, hacia otra enfocada en el desarrollo agropecuario sostenible.
Con el inicio del nuevo siglo, también se inicia una nueva etapa marcada por la 3ra Revolución Educacional sustentada en la Batalla de Ideas. Protagonizada por el líder de la Revolución Cubana se retoma la necesidad de fortalecer la orientación profesional hacia las nuevas especialidades técnicas (López & Mena, 2016).
De manera particular, la orientación profesional hacia las especialidades técnicas en la secundaria básica en esta etapa fue objeto de perfeccionamiento, en correspondencia con los cambios en el subsistema de la ETP. En la práctica, lo principal han sido las reorientaciones cíclicas hacia las diferentes ramas de la economía y los servicios. Otro de los elementos que influyó en la orientación profesional en la primera década del siglo XX fue la apertura a la continuidad de estudios universitarios a partir de las especialidades de Técnicos Medios, lo que facilitó considerablemente el crecimiento de matrículas en la ETP. Sin embargo, lo anterior no se considera como resultados de procesos efectivos de orientación profesional (Bermúdez, León, Abreu, & Pérez, 2014).
Esta situación sale a la luz con las orientaciones de la dirección del país en el VI Congreso del PCC (2009), en el que se demanda la formación de trabajadores productores y la necesidad de invertir la pirámide ocupacional con la formación de grandes cifras de obreros calificados.
El llamado más cercano fue realizado durante el VI congreso del PCC en la actualización de los lineamientos (142, 150 y 172). En ellos se hace referencia a la necesidad de garantizar una formación vocacional y orientación profesional desde las educaciones precedentes a la ETP, de conjunto con los organismos de la producción y los servicios y con la participación de la familia, potenciando el reconocimiento a la labor de los técnicos de nivel medio y obreros calificados. El propósito esencial es la formación de esta fuerza de trabajo calificada en correspondencia con las demandas actuales y el desarrollo del país, para lo cual es preciso corregir las imperfecciones que hoy presenta la estructura de la formación de especialistas de nivel superior, técnicos de nivel medio y obreros calificados(Bermúdez, 2015).En el último quinquenio y como parte de la implementación de estos lineamientos se ha incrementado considerablemente la oferta y matrícula a los centros de la ETP. Sin embargo, no se ha logrado que exista una adecuada relación entre la fuerza que se forma y las necesidades reales que tienen las entidades laborales. A ello se agrega que la orientación profesional a los alumnos hacia las especialidades técnicas necesita reorientarse e incrementarse.
CONCLUSIONES
Este recorrido histórico relacionado con el desarrollo de la orientación profesional hacia las especialidades técnicas desde la secundaria básica, permitió comprobar la tendencia creciente hacia la necesidad del fortalecimiento de este proceso. La educación cubana ha centrado su interés en la formación científica con fines humanistas y no utilitarios, concentrándose en la formación de un hombre que responda a su época y a los más legítimos intereses de su país.
La orientación profesional hacia las especialidades técnicas sigue siendo una prioridad de la dirección del país, en el sentido de educar a los niños, adolescente y jóvenes desde las edades más tempranas hacia las áreas socioeconómicas deficitarias en la actualidad y necesarias en el presente y el futuro nacional. En este sentido la elección consciente de la profesión sigue siendo uno de los fines más importantes de la educación cubana como contribución al desarrollo del proyecto socialista cubano.
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